“El valor de educar” de Fernando Savater




De las cosas podemos aprender efectos o modos de funcionamiento; pero del comercio inter.-subjetivo con los semejantes aprendemos significados.

Y por “significado” no hay que entender una cualidad misteriosa de las cosas en sí mismas  sino la forma mental que les damos los humanos para relacionarnos unos con otros por medio de ellas.

Puede aprenderse mucho de lo que nos rodea, pero la llave para entrar en el jardín simbólico de los significados siempre tenemos que pedírsela a nuestros semejantes. De ahí el profundo error actual de homologar la dialéctica educativa con el sistema por el que programa la información de los ordenadores.

No es lo mismo procesar información que comprender significados.
Ni mucho menos es igual que participar en la transformación de los significados  o en la creación de otros nuevos.

La verdadera educación  no sólo consiste en enseñar a pensar sino también en aprender a pensar sobre lo que se piensa y este salto evolutivo  exige constatar  nuestra pertenencia a una comunidad de criaturas pensantes”, termina diciendo Savater.

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