EL VALOR DE EDUCAR , FERNANDO SAVATER


    «El valor de educar» de Fernando Savater 

«Sobre educación e instrucción»
«Por decirlo de una vez: el hecho de enseñar a nuestros semejantes y de aprender de nuestros semejantes es más importante para el establecimiento de nuestra humanidad que cualquiera de los conocimientos concretos que así se perpetúan o transmiten.


De las cosas podemos aprender efectos o modos de funcionamiento; pero del comercio inter-subjetivo con los semejantes aprendemos significados.
Y por «significado» no hay que entender una cualidad misteriosa de las cosas en sí mismas sino la forma mental que les damos los humanos para relacionarnos unos con otros por medio de ellas./
Puede aprenderse mucho de lo que nos rodea, pero la llave para entrar en el jardín simbólico de los significados siempre tenemos que pedírsela a nuestros semejantes. De ahí el profundo error actual de homologar la dialéctica educativa con el sistema por el que programa la información de los ordenadores.
No es lo mismo procesar información que comprender significados./
Ni mucho menos es igual que participar en la transformación de los significados o en la creación de otros nuevos.
La verdadera educación no sólo consiste en enseñar a pensar sino también en aprender a pensar sobre lo que se piensa y este salto evolutivo exige constatar nuestra pertenencia a una comunidad de criaturas pensantes»./
Termina diciendo Savater.


             



 


   1-   En el intercambio del conocimiento lo que interesa es la relación del sujeto (x) con los demás. Esa reciprocidad es lo que nos hace más humanos





 2: Las cosas informan al hombre sobre sí mismas, hasta de su 
funcionamiento pero no existe un intercambio entre ellas y el sujeto.






 3- Pero lo que interesa es cómo las interpreta el sujeto con los otros después
                                             procesarlas mentalmente y compartir con los otros.


                                        



EL FANATISMO Y LA RUINA DE LOS PUEBLOS


“El error, la mentira, el fanatismo y el embrutecimiento, causarán para siempre el abatimiento, la ruina y la miseria de los pueblos”.
                                                                                                              Mariano Moreno

     Grandes males morales suelen atrasar el desarrollo de los pueblos. El fanatismo, de cualquier índole, es una lacra que al atacar a pequeñas o grandes porciones de la población, anula las posibilidades reales de su crecimiento y proyección hacia un futuro más prometedor.
    ¿Qué es el fanatismo? El fanatismo es una especie de ceguera mental, de obcecación que atenta contra la capacidad de razonar, de discernir, de elegir y obrar con un juicio crítico propio, sano, abierto a la posibilidad de ver y considerar las múltiples facetas y puntos de vista que ofrece el mundo de hoy. Este sentir fanático  suele encerrar al individuo en una idea inamovible, en una pasión irracional, en un sentimiento exacerbado, en una visión obstruida que le impide discutir propuestas, recorrer y evaluar posiciones diferentes.
    El fanatismo supone una posición de encierro que nos recuerda al “caballero de la armadura oxidada”, personaje de la novela homónima de Bod Fisher, que se aprisiona a sí mismo en una sólida armadura que le impide ver la verdad hasta que finalmente y ante los males que provoca su ceguera, decide y logra deshacerse de su encierro, y, en libertad, se asoma al conocimiento de los demás,  transformándose en mejor persona. De regreso a la consideración de su propio valor, el caballero adquiere la capacidad de ver lo que antes no había podido  y se abre al enriquecedor diálogo con los demás. 
  ¡Cuánta necesidad tiene nuestra república de multiplicar caballeros que  se despojen de su armadura oxidada! Lo que quiere decir de una idea hegemónica, impuesta, masificadora y servil a propósitos  que pueden ser muy mezquinos sin que se llegue a reparar en ello. ¿Por qué? Porque los fanáticos muy poco pueden hacer para advertir el peligro de ser conducidos  a actitudes que van desde la obsecuencia hasta hechos violentos e irracionales.
      Los males provocados por estos individuos intolerantes son conocidos por todos: el religioso, empecinado en su propósito de imponer una creencia, ha provocado guerras, crueles matanzas, terribles quebrantos a la humanidad. La llamada Santa Inquisición produjo  abominables muertes  durante la Edad Media persiguiendo y torturando a quienes consideraba brujos y ateos. Y estos actos, que creemos enterrados con el pasado, siguen sembrando  el terror en nuestros días en nombre de algunas religiones, como la Islámica, que destruyen, matan inocentes en todo el planeta. 
    La intolerancia se agrava al calor de la pasión, y la pasión, que es ciega, puede estar dirigida a una creencia, como en los casos mencionados, a una idea como la que llevó a los nazis a matar a millones de judíos, a un partido, a un club, a un dirigente político, a un deportista, a un cantante, a un artista, y derivar en una conducta compulsiva imbuida de rencor contra quienes se atrevan a rozar con la duda su posición dogmática.
          La intransigencia ideológica se ha derramado como lava hirviente por nuestro país y está intoxicando a los cerebros de las mayorías. Encuentra su cauce en la ignorancia, en la inseguridad personal de los sujetos, en la necesidad de aferrarse al valor de otros, pero, sobre todo, crece por la incapacidad, por la falta de discernimiento que sólo proviene de una buena educación, cuyo objetivo esencial es adiestrar los mecanismos de la razón, para saber enfrentar los cambios de posición, desplegar la inteligencia, habituarla a movilizarse, a romper esquemas fijos, a observar y analizar los problemas desde diferentes puntos de vista y comparar, sintetizar y sacar conclusiones. 
    Una mente enriquecida por la educación, ejercitada en la formulación de hipótesis que se deben comprobar, formular y explicitar, muy difícilmente caerá en una mirada restringida, en una idea fija, en la sumisión a una autoridad prepotente, en la adoración a ídolos y mucho menos en actitudes incontroladas en las que el desbande del mundo emocional puede llegar a su clímax.
      Desde el sano respeto que despiertan personalidades destacadas, es natural pasar a la admiración y al amor por un maestro de vida y hasta la reverencia, pero cuando se llega a la obsecuencia y a la idolatría se tocan los límites de graves patologías. Los propensos a fanatizarse caen en una extrema idolatría y transforman en sus ídolos a Maradona, a Messi, a Luis Miguel, a Tinelli, por decir pocos nombres.
     Hace falta buscar claridad para separar los méritos indudables que tiene cualquiera de estos personajes, pero como todo ser humano tienen sus defectos, algunos realmente graves. Con un fanatismo ciego suele considerárselos a uno u otro el representante máximo del ser argentino, restándole méritos a otros valores que debieran exaltarse y estimularse porque hacen al progreso real de los pueblos, como son los de científicos, estudiosos, investigadores y creadores, docentes que dan los más y mejor en su tarea, alumbrando y orientando destinos, al médico que salva vidas, a obreros sacrificados y  tantos otros oficios.
    De la misma manera necesitamos reflexionar sobre la adhesión que enajena y masifica a los jóvenes en los recitales artísticos. Una cosa es respetar, admirar, apoyar a quienes manifiestan talento y otra es dejarse llevar por la marejada de un sentir colectivo de idolatría que prosterna, somete y apaga la propia manifestación del ser único que anida en cada ser humano. Asociarse con un pensamiento y sentimiento masivo significa anular la intimidad de cada persona, de su capacidad de razonar, de mejorar y crecer individualmente.  
     En resumen, fanatizarse, significa adormecer el tan necesario juicio crítico que permite elegir y optar por lo que es realmente mejor para cada uno y el país. El hombre, el pueblo que maduran son capaces de cambiar y manifestar errores.
                                                  Gladys Seppi Fernández

¿PODEMOS APORTAR AL FORTALECIMIENTO DE LA JUSTICIA ARGENTINA? LOS ARGENTINOS DESEAMOS UNA JUSTICIA JUSTA.

“¿Qué injusticia podés ayudar a solucionar hoy?”
                       Michele Obama en el encuentro con jóvenes argentinas. 

“La diputada nacional y líder de la CC, Elisa Carrió , responsabilizó a los jueces federales por la falta de avances en la causas de corrupción. Todas las pruebas han sido presentadas a la justicia hace años, pero  recién ahora salen a la luz. Los jueces federales de la Nación son el gran escándalo por su inacción", señaló. 
      La imagen de la justicia acompaña a los ciudadanos del mundo desde hace siglos. Desde que el hombre es hombre, un ser social y por lo mismo en relación permanente con sus semejantes, necesita el arbitraje de una mirada más amplia, lúcida y sabia que la regule. Una inteligencia abarcativa de las problemáticas que lo superan.
   La  “iustitia”, representada a partir del Siglo XV  con los ojos vendados, simboliza así su necesaria objetividad, es decir su obrar objetivo, sin miedos ni favoritismos, independientemente de la identidad, el dinero, el poder o la debilidad.
    El inconsciente colectivo argentino ha derribado esa imagen al compás de los graves sacudimientos que la justicia viene sufriendo. Desbaratada, debilitada, disminuida la fundamental columna en que se asienta la convivencia de los pueblos, los argentinos sufrimos la certidumbre de su debilidad, el  sentimiento de profunda orfandad en que nos deja su, tantas veces, total ausencia.
     Tarea para estos tiempos es, entonces, restaurar una imagen, investirla de su tradicional e histórico valor. Los argentinos necesitamos volver a creer, a confiar en un poder judicial que hoy se muestra devastado por los sobornos, los silenciamientos, las complicidades, la compra y venta de conciencias.
     Recreamos mentalmente el símbolo de la  justicia, la maravillosa imagen de una mujer  representando la equidad,  la distribución equilibrada de la economía, la garantía del desarrollo de las clases sociales postergadas, y deseamos, hoy más que nunca, recuperar su significativo valor. Deseamos vuelva a pesar la balanza que mide para dar a cada uno lo que le corresponde y  la espada que expresa la mano dura que castiga a los culpables.
      Creemos en la recuperación de la imagen ideal de un Poder Judicial que dé ejemplo de integridad y valor, de conocimientos y firmeza, de dignidad y nobleza, únicos valores que pueden poner al país en la vía de su real crecimiento y que deben ser puestos en práctica (ejecutados) por sus agentes principales: los jueces.
     Asusta y duele tener que decir, justamente,  que fue a puro efecto de  las conductas  de los jueces seguidos por un pueblo indiferente y escasamente participativo, cómo ha devenido a su actual estado.
        Para sostener la justicia debe haber una mayoría de jueces idóneos, probos, rectos, valientes y dispuestos a jugarse el todo por el todo en el cumplimiento de su misión, que llamaremos sagrada, porque de un Poder Judicial preocupado por el cumplimiento cabal de su altísima misión, de la confianza que inspire a los ciudadanos, depende el natural y sano fluir  de las relaciones sociales.
     Sólo en un país con una justicia consolidada, que castigue a los delincuentes, que no se deje tentar  por los dólares acumulados para comprar voluntades sin medida y sin pudor, sin miedos por amenazas,  se podrá velar y exigir el desarrollo de las potencialidades del pueblo.

     No descuidamos la idea de que para que la justicia obre adecuadamente deben existir normas, leyes, una constitución clara y permanentemente actualizada. ¿La tenemos los argentinos? Algunos reclaman por una readecuación de las leyes a los nuevos tiempos. Hemos escuchado hablar de cómo ata las manos de los jueces el carecer de leyes adecuadas a la represión de los delitos de hoy, la corrupción, por ejemplo, reconociendo así que el poder Legislativo tiene, también que trabajar a destajo porque está también está en falta.
    La verdad, que es, al fin de cuentas hacia adonde apuntan todas las nobles búsquedas, aviva el recuerdo de  los resonantes casos de injusticias acaecidos en la sociedad argentina; graba a fuego el nombre del Fiscal Nisman que murió por buscar la verdad en un país construido sobre mentiras; lamenta el desempeño de una fiscal que obedeciendo imposiciones ajenas desoyó la voz de su propio sentido ético que, seguramente, le hubiera dictado claramente cómo  actuar. La verdad señala los nombres de verdaderos delincuentes de guante blanco que permanecen libres a pesar de haber causado con sus latrocinios, graves daños a la República. 
     Rogamos que tanto vivido y sufrido nos empuje a hacer algo para recuperar la imagen de la justicia que necesitamos limpia, transparente y ordenadora. Ojalá cada ciudadano podamos  contribuir ayudando a solucionar las pequeñas o grandes injusticias que se cometen a nuestro alrededor cada día. 

LA DIMENSIÓN ÉTICA DE LA EDUCACIÓN

    Seguramente sea el mismo docente el que, en un profundo análisis sobre la educación actual, se atreva a reconocer cuán mal ve a la escuela y cuánto de su propia responsabilidad suma a ese malestar. El docente actual sabe, aunque no lo confiese en voz alta, que él mismo ha bajado los brazos, ha desertado de su tarea, simplemente porque no sabe adónde van  el país y con él la escuela, adónde van a parar sus esfuerzos para orientar a los alumnos. 
   Tal vez sea éste el momento en que el ciudadano constituido como tal, se confiese a sí mismo lo que en la intimidad de su conciencia sabe muy bien: sólo en un país ordenado, organizado, pueden aflorar sus propias energías positivas, desarrollarse las capacidades individuales y disfrutar de un estado de paz y seguridad que, aunque parezca imposible,  existe, como ejemplo para los demás, en algunos países, -pocos, lamentablemente- del primer mundo.
   Sucede que la escuela, aunque sus contenidos permanezcan aislados, atrasados con respecto al mundo actual y su proceso de crecimiento es, por otro lado,  permeable  a cuánto sucede en la sociedad.  A ella ingresa, diariamente,  la problemática de los argentinos, sus vicios y virtudes en las conductas, creencias y voces de los docentes y alumnos que se comportan de acuerdo a lo vivido en las calles, en las plazas y en todo el territorio nacional.
   ¿Y cuál es, en términos generales, el espíritu que se lleva a las aulas? El todo vale imperante, el hacer improvisado, ciego, contradictorio, carente de metas claras, violento, que caracteriza el desenvolvimiento  de cada día del pueblo argentino.
    Vivimos en un torbellino, y ¿quién puede ver, observar, avizorar, a través de sus ráfagas? 
  Si en nuestro país impera el autoritarismo ciego, no es de extrañar que los docentes adopten esa postura, en defensa del resto de poder que asumen para estar al frente de grupos díscolos,  que no saben qué ni para qué asisten a las cuatro paredes de encierro en que se ha transformado la institución escolar.
    Si la demagogia, la permisividad y el facilismo imperan en la sociedad y en los hogares, no es de extrañar que las autoridades educativas, ministerios, directivos y docentes,  hagan de la escuela el reino del dejar hacer y dejar pasar, ya que eso es lo único que parece apetecer la mayoría.
     Hay muchos defectos para enumerar,  pero algunos observadores agudos afirman que en el fondo de las conciencias de todos los partícipes de la educación, permanece oculto pero  latiendo el sentido de la ética, la conciencia del deber ser y tanto docentes como alumnos reclaman la corrección de esta situación  destructiva.
    La escuela de hoy no puede resistir más tiempo el desorden y la indisciplina instalados en ella. Poner orden, por lo tanto, urge. No sabemos claramente qué es lo primero: ¿Es la sociedad la que transformará la escuela o es la escuela la que apuntalará un real cambio para el futuro inmediato? Tal vez sea todo a la vez, ya que ambas, escuela y sociedad se retroalimentan, se influyen inevitablemente.
     Es hora de revisar algunos significados: cuando algunos universitarios y algunos científicos preponderan la existencia de un estado dadivoso y el fortalecimiento de los derechos sin considerar las obligaciones, ponen el acento en una dañina, cómoda inclinación a usufrutuar pasivamente de lo que reciben, menoscabando el sentido de su tarea  de constructores, de sus valores, de su propia dignidad.
    El que extiende las manos para recibir, suele reducir  su mirada para ver más lejos y profundamente,  y lo que se necesita es una visión clara y lúcida que pueda juzgar  el porqué de las dádivas, que se dan intencionalmente y a mansalva, para poder eliminarlas si esclaviza su pensamiento y voluntad de hacer por sí, entendiendo que el dinero obtenido sin esfuerzos suele provocar graves consecuencias  a la ética social y cultural.
    Nunca estuvimos mejor, dicen algunos, que con cero esfuerzos pudieron cumplir sus sueños de apropiamiento: una casa, un terreno, sueldos sin tareas, una donación, y mucho más. Nunca recibimos tanto.
    Nunca fue más divertida la escuela dicen los alumnos. Se nos facilita el acceso a aprobados, diplomas, pases de cursos, títulos sin más exigencias que el estar. Jamás  se nos dejó hacer a nuestro antojo como  ahora, expresan los que usufructúan el camino sembrado de regalías y facilismo. Porque en la escuela de hoy, tal como sucede en la sociedad, las notas, los aprobados, las ausencias permitidas, los diplomas son una suerte de prebendas que se reparten indiscriminadamente.
     Sin embargo, si se auscultara el latido social profundo, se daría la sorpresiva respuesta de un alumnado que pide que se le exija, que se lo oriente hacia la formación de su personalidad y se lo encamine al cumplimiento de su particular destino, lo único que le dará plenitud vital.
     La gente- involucramos a adultos, jóvenes y  adolescentes-, está  empezando a pedir más organización y disciplina, un ordenamiento que permita dilucidar si los esfuerzos valen, si el trabajo es reconocido, si el cumplimiento  de las metas,  que deberán  proponerse, significan más que  la indiferencia actual que ha postrado las energías y talentos en una marejada sin sentido.
     De la misma manera,  la ciudadanía está solicitando que a todos y a cada uno, se nos exija idoneidad, cumplimiento y superación en el ejercicio del trabajo, entendiendo que  el verdadero cambio, beneficiará a todos porque  no es lo mismo, por ejemplo,  ser atendido en un despacho público por alguien bien preparado, que por los improvisados  que hoy maltratan al público.
      Tal vez éste sea el momento apropiado para instaurar un ordenamiento necesario: que el padre vuelva a ser padre y el docente, docente; que  jerarquicen sus roles, con ganada autoridad, basados en la fortaleza que se obtiene luego  de haber recorrido el camino de su desarrollo como persona de bien y de saber. 
Gladys Seppi Fernández

EDUCACIÓN, ¿QUÉ ES LO ESENCIAL?

“La educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo”
                                                                               Nelson Mandela


    Mucho se habla en estos días sobre la necesidad de introducir grandes cambios en la educación argentina. Se promete mejorar el sueldo de los docentes,   dar más computadoras a los alumnos,  aumentar el presupuesto, hacer más escuelas. Y todo esto es bueno y obviamente necesario, pero no lo esencial. 
      Lo que vertebraría un cambio real y profundo depende de diseñar un objetivo educativo nacional tras el cual se encolumnen, con fuerza y convencimiento, los educadores, las acciones gubernamentales, las escolares y familiares. Si no sabemos hacia dónde queremos ir, ni qué queremos lograr, la educación seguirá, computadoras más o menos, tan desorientada y caótica como es la actual.
   Como un ejercicio apenas parcial comparemos nuestra educación, la de grandes y chicos, con  la que han logrado los habitantes de los países llamados del primer mundo.
     Cuando  se visita una gran nación, por ejemplo Australia, la primera consideración a la que se arriba es que sus ciudadanos aman de verdad su tierra, y que ese amor no se manifiesta en estruendosas declaraciones de patriotismo  populista, sino en el quehacer personal y social de cuidar y engrandecer continuamente su vasto territorio.
    ¿Se nos ha enseñado a los argentinos a amar y cuidar lo propio? Creemos que no. Tal como ayer, los alumnos argentinos se encuentran con la obligación de memorizar arduas lecciones, contenidos abstractos y lejanos a la realidad que se vive fuera del aula. Para que ese aprendizaje sea transferible a lo propio, a lo que realmente puede ser útil, necesario e interesante sería bueno conducirlos, en primer lugar, a observar con agudeza lo que viven, lo próximo y entonces nacerá, seguramente, el aprecio, cariño, cuidado y responsabilidad por su hábitat, su casa, la calle, la plaza, el pueblo o ciudad donde residen para ir pasando gradualmente a lo más lejano. 
   ¡Cuánto podría hacer la educación argentina en este sentido! ¡Cuánto tiene para cambiar! Más que una lección, más que el avance memorístico en los programas, la formación de hábitos básicos y saludables debieran ser temas de desarrollo obligados en nuestras  escuelas.
      Por otra parte,  ¿cómo lograr sino a través de la educación  familiar y  escolar que los niños y jóvenes se vayan orientando hacia trabajos idóneos, cumplidos con auténticos propósitos de desarrollarse y así aportar a la Argentina? ¿Cómo lograr vidas más felices y plenas sino orientando al descubrimiento de lo que cada uno es capaz de hacer, lo que le complace realizar, la vocación que debiera descubrirse en los largos y extendidos períodos escolares? Es obligación de una buena educación familiar y escolar propender a descubrir talentos, atributos de cada sujeto para apoyar su formación. Sería una buena base sumar a  la vida social y ciudadana personas idóneas  que se perfeccionen y que amen lo que hacen. 
     Mucho se habla de educación aquí, pero no se enfatiza debidamente que es de la suma de sujetos sacados de la ignorancia, llevados de un hacer ciego a uno consciente y genuino, la única manera de encaminarnos al logro de una vida más beneficiosa para todos.  
    La educación debe despertar amor al trabajo. Es fácil distinguir, entre los pueblos,  aquellos que, incorruptibles, hacen lo correcto para poner orden, disciplina, buenos servicios, atención adecuada al otro incluyendo la belleza de nuevas creaciones, de los que, (¿debemos reconocer con pena al nuestro?), no saben o se niegan el placer de hacer lo mejor que se puede en su oficio o profesión,  se mezquinan a sí mismos y a los otros  dar lo máximo en favor de su propio desarrollo y el de su comunidad.
      La educación  debe despertar respeto y amor a la vida, y de allí surgirá la consideración a sí mismo y a los demás. En  nuestro país no hemos sido educados para respetarnos, y eso se manifiesta en todos los actos de la convivencia.  Y lo sufrimos. Duele, debilita, desorienta el  caos que se adueña de hogares, escuelas y ciudades y, aunque moleste la comparación, debemos saber que, donde se ha internalizado la idea de que vale la pena actuar bajo el imperio de la ley y el orden, se logra este beneficio para todos.  
    La educación tiene mucho que hacer por nuestra debilitada Argentina. Debe exaltar, por ejemplo, la verdad y la honestidad, virtudes que hacen la diferencia entre construir una nación confiable u otra, como la nuestra, donde impera la inseguridad y la desconfianza de unos por otros. 
    Tal vez ha llegado la hora de ejecutar un cambio profundo.
Por cierto, sin padres y docentes formados para educar e instruir, ningún cambio es posible. Y sin docencia genuina, sentida, auténtica, no hay educación. Y sin educación, como dice la UNESCO, no tenemos futuro. 
                                                   Gladys Seppi Fernández

CRÓNICA DE UN LAMENTABLE FINAL DE ACTO

                                           En “Crónica de una muerte anunciada” Gabriel García Márquez, relata la historia de Santiago Nassar cuya muerte, anunciada a todo el pueblo por los hermanos Vicario, se cumple  generando en los testigos  y en el lector, la sensación de que hecho tan funesto pudiera haberse evitado si alguien hubiera hecho algo al respecto. Y es, justamente en el dejar hacer, en la omisión donde el genial  narrador carga la tensión generando una obra maestra del relato.
       En la crónica del día 19 de noviembre de este año se relata el final esperado, anunciado y  también deseado por la mayoría de los argentinos, de los bochornosos  hechos que han llevado al país al borde de su ruina bajo el lema, “vamos por todo” al que los testigos le sumamos una frase tácita: “aunque ese todo incluya la suerte del país y del colectivo que lo habita”. Un hecho  que marca en nuestro caso solamente el final de un primer acto con la renuncia de un kirchnerista de pura cepa: un personaje que intimidaba con su agresividad, con su tono humillante y estilo de matón al que la mayoría de las críticas han coincidido en calificar como la personificación de la irracionalidad.
        Pues este personaje viene incluido en el relato oficial y en su estilo narrativo desde el año 2005, es decir no es un participante nuevo al que el gobierno acaba de incorporar sino alguien metido bajo la misma piel de esta gestión y por lo mismo exponente y defensor de sus actos improvisados que han llevado al país a:
     Una caída estrepitosa de las reservas, un saldo comercial externo en baja- (de 10,2 a 1,5), una mayor e insostenible presión fiscal ( de 23,79 a 37,47)  y a un déficit fiscal  que ha pasado de 1,313 a -17,264 actual),-según datos publicados por La Voz del Interior el 20 del cte.), lo que ha puesto al  país en la peligrosa situación de caída libre.
      A Moreno se le achacan muchos de estos males. Se dice que aparte de su estilo confrontativo y busca pleitos, aparte de su trato ferozmente matón y sus tácticas de amedrentamiento, aparte de desbaratar las posibles buenas relaciones con los socios comerciales del Mercosur y del mundo, su gestión es de manos vacías. Nada ha podido hacer para detener la inflación, ni la fuga de divisas, ni la escalada de ajustes impositivos ni el estancamiento de la actividad económica del país. Nada ha dejado sino el mérito de haber ocupado el incuestionable lugar de abanderado en la política del “vamos por todo”, que, como a todos los que van al frente y le ponen el pecho a sus errores, lo transforma en ser uno de los primeros en caer.
     La ida de Moreno estaba anunciada, tenía que suceder y sucedió, tal como están anunciadas otras caídas porque este representante de un estilo de gobierno no era nada más que un emergente un poco más violento, “más jugado”, o “irracionalmente jugado”.
      Es que el escenario en que hacía sus temerarias puestas en escena parece permitirlo todo.  Nuestro país tiene  no sólo riquezas inagotables sino también un pueblo testigo de gran paciencia, ¿o indiferencia?, que está pasando de ser  un observador a protagonista que se juega al votar.
     De la docilidad de nuestro país y su gente, del callar, consentir, bajar la cabeza y  no hacer nada, puede decirse que no ha conocido límites y que es, justamente por eso, que los más atrevidos se han animado a tanto. Sin embargo parece llegada la hora en que los ciudadanos empiezan a ser parte activa de la trama haciendo, por lo menos, escuchar su voz.
      ¿Y qué está diciendo la voz popular? Que si  Moreno no conoció límites fue porque tampoco los conoce el gobierno del que ha formado parte y cuya irresponsabilidad se hace muy visible hoy. Irresponsabilidad de un   gobierno que insiste todavía en “profundizar un modelo” que ha llevado a la quiebra al país; irresponsabilidad y, por lo mismo ceguera de las consecuencias de los que secundan al gobierno, de los que por interés se aproximan y están cerca, de los que soportan insultos y bajan la cabeza con una indignidad inagotable, también.
     Ahora se fue Moreno. Esa es la noticia de hoy y la que ocupará por varios días a los noticieros y comentaristas. Y también de los que ahora se animan a criticar y enumerar fracasos de una gestión que puso al país en el  desprestigio mundial, porque, ¿quién puede creer a los que falsean a su gusto los datos de la realidad y más aún enfrentan a los que se atreven a desmentirlos con actitudes pedantes?
        Pero, ¿es que no había autoridad para ver que este funcionario no funcionaba? ¿Es que los que atropellan, insultan, mienten tienen un lugar asegurado entre lo que llamamos Estado Argentino de hoy? 
        Debiéramos anticiparnos  a lo que más tarde o más temprano será noticia también, porque aunque aparentemos ser solamente el pueblo testigo de los núcleos de acciones que elaboran el argumento de la historia nacional de nuestro tiempo, guardamos en la memoria colectiva hechos de fraudes, robos, estafas que costaron vidas, complicidades y silencios como los que aún mantienen a Jaime y otros funcionarios lejos de las rejas y otros negociados que parecen olvidados pero que, seguramente, han de poner a estos actores de un triste relato no solamente fuera de escena sino ante los más severos estrados tribunalicios.
      Bajo el gobierno actual y sin dudas con su venia se han cometido montañas de errores que  llevan a la gente a una mayor pobreza,  y esta política errática e improvisada se calibra en la vida cotidiana  que sufre  imparables aumentos que disminuyen a lo mínimo la posibilidad de adquirir lo que es imprescindible para la salud y un mínimo de calidad de vida.
     Moreno se fue, sí, pero tarde porque ya se ha hecho mucho daño a las potencialidades productivas del país. Moreno se tendría que haber ido al primer traspié, al primer gesto envalentonado con que irrumpía en cualquier reunión poniendo cabizbajos e impotentes a personalidades como directores de diarios, empresarios, y hasta los mismos políticos  que, frente a él, se transformaron en timoratos peleles sin voz.
     Moreno se fue pero resta asistir a las acciones que desarrollará quien le daba órdenes, una personalidad  atenta sólo a sí misma, empecinada en ir por más porque sigue pensando que nadie se atrevería a pararla  ya que  su carácter, su propio engaño, sus ambiciones, su temperamento y también su prepotencia, nunca conocieron límites. Nunca nadie de su entorno o no,  de entre los opositores, de entre el pueblo raso pudo poner freno a acciones que podemos medir hoy en resultados absolutamente negativos para el país, es decir para cada ciudadano.
    Si bien es necesario decir que hubo personas que como Elisa Carrió, sin pelos en la lengua pero con escasos resultados, fue anticipando a quien quisiera escucharla sobre los males que se avecinaban si nadie pone coto a errores evidentes.
    Ahora nos preguntamos qué podemos hacer el resto de los ciudadanos, para que un final anunciado y acorde a  la trama que tiene aún dos años más para finalizar su relato, no sea tan lamentable como el de la novela de García Márquez sin que  los argentinos hayamos podido hacer nada para remediarlo a tiempo. Para que sea menos doloroso.

                                                                           Gladys Seppi Fernández   

VOLVERÁN LAS OSCURAS GOLONDRINAS

Gustavo Adolfo Bécquer

Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.


Pero aquéllas que el vuelo refrenaban
Tu hermosura y mi dicha al contemplar
Aquellas que aprendieron nuestros nombres,
¡Ésas, no volverán!


Volverán las tupidas madreselvas
De tu jardín los muros a escalar
Y otra vez a la tarde aún más hermosas
Sus flores se abrirán.

Pero aquéllas cuajadas de rocío,
Cuyas gotas mirábamos temblar
Y caer como lágrimas del día,
¡Ésas, no volverán!

Volverán del amor en tus oídos
Las palabras ardientes a sonar,
Tu corazón de tu profundo sueño
Tal vez despertará.

Pero mudo, y absorto, y de rodillas,
Como se adora a Dios ante su altar,
Como yo te he querido, desengáñate,
¡Así no te querrán¡



Si pudiéramos observar una clase de interpretación a través de la creación de ideografismos de este texto —recitado por las generaciones que nos precedieron, y que seguramente seguirá por los siglos—, veríamos:

Los alumnos, unos frente al pizarrón, otros en sus pupitres, autónomos y participativos, y entre múltiples propuestas que cada uno pasa a explicar van acercándose a la más ajustada interpretación, búsqueda en la que participan todos, en actitudes de consulta y cooperación y con la guía de la docente que hace preguntas inferenciales y deductivas.
Es importante hablar del contexto histórico, de Bécquer, del romanticismo, de la exaltación del «yo».
También se hace necesario aclarar por qué se lee todavía a Bécquer, su resonancia permanente en los sentimientos humanos, su indudable permanencia.
Los chicos se sumergen en el texto, lapicera en mano, hoja en blanco llamando a ser llenada.
Marcan apartados, hacen cuadros, buscan al narrador, lo ubican, señalan elementos, personajes, crean símbolos para representarlos y van a las acciones. Se consultan « ¿cómo representarías « volverán»?, « lo tengo, del pasado al presente», no, sí. Cotejan, borran.

Al fin, se eligen algunas representaciones, (todas tienen el sello particular del creador) y todas y cada una deberán ser respetadas y servirán de apoyo a la corrección de errores.
El argumento de cada apartado queda elaborado en las carpetas.
Es un trabajo personal pero la rima se lee y relee para todos, después de seleccionar alguna representación que servirá de guía:


 Elegimos una visualización que ha destacado lo temporal —pasado, presente— utilizando un desplazamiento de los cuadros y flechas. Pertenece a Silvia Muñoz y es la que sigue:

     

Silvia M. Tuvo la idea de fundir los seis apartados en tres, que explicó segura de aportar un hallazgo:

«En la primera secuencia, que abarca las dos primeras estrofas, el narrador,( N) omnisciente, ubicado en el presente, habla del regreso cíclico de las golondrinas, pero deja retenidas en un tiempo pasado (TP) un grupo (        ) que se relacionaron con su amor.
Ese esquema se repite en  tercera y cuarta estrofa y quinta y sexta, en que, mediante los ejemplos anteriores habla del amor que ella y su amada tuvieron.)


En el segundo momento —tercera y cuarta estrofa— el narrador que permanece en su posición de narrador omnisciente (N), escoge las madreselvas (     ) para hablar de su periódico regreso
a escalar las tapias, pero retiene en el TP tiempo pasado  a las que ellos contemplaban.

                    



Y ya en el tercer apartado, Bécquer, pasando a la posición de protagonista, ubicándose en el centro del cuadro, admite la posibilidad de que vuelva el amor para ella, pero no tendrá la dimensión el amor que él te profesó.
Las palabras finales resumen todo el tema:

«Como yo te he querido, desengáñate, ¡Así, no te querrán!»

.....................................................................................................................................
A todos nos parece acertada y muy creativa la representación de Ariana, sin ebargo en cada uno surgen diferentes recursos de representación, que la iaginación y la coputadora nos ofrecen inagotables.
  La explicación de Silvia  surgió fluida, segura.
    Las imágenes visuales la guiaban. Ella relaciona cada apartado con lo creado, los signos apoyan su explicación.

Y así un texto de difícil definición, aunque de fácil degustación, queda claramente interpretado. 
Entre la participación de otros alumnos y los «¿Lo puedo decir yo? «, que proclaman la certidumbre de haber llegado a entender y vivenciar, el tema o intención becqueriano se hace claro:

«El autor admite la repetición del pájaro, la repetición de la flor. Todo volverá porque la naturaleza de las cosas así lo exige.
También volverá el amor. Pero no será tan intenso como ha sido el suyo por la amada.»


Y así queda a la vista una representación que actúa como ejemplo de cuánto puede hacerse para penetrar la estructura, el plan de composición, eso que hace a la macro estructura textual de un poema perfecto.
Y los alumnos pueden reflexionar más profundamente y aún observar:

Allí, en las representaciones de tantos, pero sobre todo en la lograda por Silvia se ven los tres momentos paralelamente construidos, y tan paralelos que comienzan con el mismo efecto sonoro, un campanazo que provoca el « volverán», y tan simétricamente colocados, que parecen quebrarse al medio con el sentido adversativo del conector « pero», para concluir en los acordes finales con el vibrante:
 « ¡No volverán! «, « ¡No te querrán! «.

Un mundo íntimo simbólicamente representado
En el que los recursos expresivos se hacen visibles:

Imágenes visuales —sustantivos concretos— golondrinas, madreselvas, una acción cíclica, un juego en la temporalidad verbal del futuro al pasado (TP) (TP), y el hipérbaton alcanzando el ritmo con su retorcimiento sintáctico («de tu balcón sus nidos a colgar», «En tu jardín los muros a escalar»), hacen la maravillosa sonoridad de estos versos eternos.

Los conectores quedan al desnudo.
Sobre todo «pero» que prepara la negación.

El juicio valorativo se asoma en los ojos brillantes de los adolescentes, en su vibrante admiración, en su asombro renacido.
«¡Sí! ¡Es una preciosa poesía! ¡Es sublime! ¡Es extraordinariamente musical! ¡Y dice tanto!
¡Cuánto pueden decir los poetas! ¡Cuánto alcance tienen las palabras que pueden transitar, por su belleza, tantos siglos!»
Y qué magnífica la estructuración acompañada por una métrica en que los endecasílabos terminan cediéndole su longitud a los heptasílabos.

En cuanto a la transferencia a la vida personal uno de los chicos habla de una nueva vibración, un nacido respeto por los poetas, una saludable admiración por quienes trabajan con las palabras y el deseo de amar como amaron aquellos románticos del siglo XIX. 

*****



EL SOL QUERÍA BAÑARSE. "Salvador de Madariaga"

El sol quería bañarse
porque tenía calor.
Llevaba el calor por dentro.
La luna se lo advirtió
pero el sol no le hizo caso
ni siquiera la escuchó,
porque el calor que tenía
le quitaba la razón,
y hacia el caer de la tarde
se tiró al mar y se ahogó./
Al ver que se ahogaba el pobre,
el cielo se oscureció.
Las estrellas lloraban
lágrimas de compasión;
negro todo el mar se puso
de tristeza que le dio.
Sólo la luna en el cielo
muy serena se quedó.
« No os asustéis _les decía_
que no hemos perdido al sol./
Mañana de mañanita
saldrá por otro rincón,
más fresco que una lechuga
con el baño que se dio».
A la mañana siguiente,
sonriente salió el sol;
el cielo se puso alegre,
el mar, de gozo, bailó,
las estrellas se reían
del susto que el sol les dio;
y la luna, satisfecha,
en su cuarto se durmió/.


COMPRENDIENDO EL TEXTO

y generando ideografismos para visualizar su macro estructura


Tres momentos para el nacimiento, esplendor y muerte del sol.
   Trabajo elegido entre los realizados por 25 alumnos de 6° gdo.  de a Escuela Normal “Rca del Perú” de Cruz del Eje ( Cristina Iracet).
    (Puede utilizarse para comenzar una clase y pedir a los alumnos que lo expliquen, lo critique…lo mejoren o, simplemente, realicen su propia representación. También como guía de una clase de composición. Las alternativas dependen de la capacidad creativa de docentes y alumnos). 


EL ERIZO Marco Denevi

          El erizo era feo y lo sabía. Por eso vivía en sitios apartados, en matorrales sombríos, sin hablar con nadie, siempre solitario y taciturno, siempre triste, él que en realidad tenía un carácter alegre y gustaba de la compañía de los demás. Sólo se atrevía a salir a altas horas de la noche, y si entonces oía pasos, rápidamente erizaba sus púas y se convertía en una bola para ocultar su rubor.
      Una vez alguien encontró esa esfera híspida, ese tremendo alfiletero. En lugar de rociarlo con agua o arrojarle humo, tomó una sarta de perlas, un racimo de uvas de cristal, piedras preciosas, o quizá falsas, cascabelas, dos o tres cascabeles , varias luciérnagas, un dije de oro, flores de nácar y de terciopelo, mariposas artificiales, un coral, una pluma y un botón y los fue enhebrando  en cada una de las agujas del erizo hasta transformar aquella criatura desagradable en u animal fabuloso.
     Todos acudieron a contemplarlo. Según quién lo mirase, semejaba la corona de un emperador bizantino, un fragmento de la cola del pájaro de Roc, o si las luciérnagas se encendían, el fana de una góndola empavesada, ….o si lo miraba un envidioso, un bufón.
     El erizo escuchaba las voces, las exclamaciones, los aplausos y lloraba de felicidad.
Pero no se atrevía a moverse por temor de que se le desprendiera aquel ropaje miliunanochesco.
     Así permaneció durante todo el verano. Cuando llegaron los primeros fríos había muerto de hambre y de sed. Pero seguía hermoso.


     Es un hermoso texto, también adornado, como el erizo, por palabras deslumbrantes, por un lenguaje “miliunanochesco”, entendido este término como propio de los cuentos de Las mil y una noches.
     Creemos que es un texto que dispara la imaginación, que se adorna a sí mismo y que es muy adecuado para visualizar, para verlo en ideografismos.
       Elegimos uno o dos trabajos de los tantos- ¡y tan diferentes!- de los  realizados por alumnos poniendo atención en elegir trabajos con visiones diferentes: uno, muy detenido en los detalles y otro con una mirada totalizadora, tal vez más profunda.

     Trabajo N° 1 ( Realizado por Guillermina Chincho- 2° Año)
                           


  








 El  narrador, N- omnisciente, observa el proceso en tres tiempos por los que el  erizo pasa de la tristeza por sus carencias externas, una vida gris, al esplendor de las luces prestadas, es decir venidas desde afuera que le impiden moverse, y finalmente, en el tercer momento, a la anulación total, es decir la muerte, provocada por el olvido de sí mismo.
     (Trabajo realizado por Haydée Pavón. Río Negro- Gral Roca.

Observación: los trabajos han sido realizado en computadora, lo cual limita la posibilidad de realizar más  y mejor los ideografismos.
    Hay más trabajos, cada uno prueba de la capacidad creativa del lector.


***

Videos de una clase de Comprensión Lectora.

VIDEOS DE UNA CLASE

 

"Ejercicios de Comprensión Lectora"

  • Ejercicio N° 1


"El valor de educar"- Fernando Savater


    «En alguna parte dice Graham Greene que «ser humano es también un deber»......
    Habrá pues quien ni siquiera intente ser humano, o quien lo intente y no lo logre, junto a los que triunfen en ese noble empeño... Nacemos humanos pero eso no basta: tenemos también que llegar a serlo. Recordemos que Píndaro, el gran poeta griego, recomendó enigmáticamente: «Llega a ser el que eres».





    EJERCICIO  N° 2:

    “EL CANTO DEL GRILLO”
    Del libro “Platero y yo”
    Juan Ramón Jiménez


       1.   Iniciamos la clase leyendo el texto:

    «EL CANTO DEL GRILLO «

    «Platero y yo conocemos bien de nuestras correrías nocturnas el canto del grillo.
    El primer canto del grillo en el crepúsculo es vacilante, bajo y áspero.
    Muda de tono, aprende de sí mismo y poco a poco va subiendo, va poniéndose en su sitio como si fuera buscando la armonía del lugar y de la hora.
    De pronto...


                                                

        
      EJERCICIO Nº 3



    EL ARPA

    Del salón en el ángulo oscuro
    de su dueño tal vez olvidada,
    silenciosa y cubierta de polvo
    veíase el arpa.

    Cuánta nota dormía en sus cuerdas
    como el pájaro duerme en la rama
    esperando la mano de nieve
    que sabe arrancarla.

    Ay!, pensé....



                                                  
       
      EJERCICIO N° 4

                             EL SAUCE Y EL ARROYO
         


    Tan dulce cantaba el sauce
    Que oyendo la melodía
    El arroyo se dormía
    Serenamente en su cauce

    Así en la noches más bellas,
    Aquel diáfano arroyuelo
    Copiaba tan bien el cielo...



       
        EJERCICIO N° 5

    EL BARCO QUE PARTE
     Enrique Rodó

        “Mira la soledad del mar. Una línea impenetrable lo cierra tocando el cielo por todas partes menos aquella en que el límite es la playa. Un barco, ufano el porte, se aleja con palpitación ruidosa de la orilla. Sol declinante, brisa que dice "vamos", mansas nubes....





       EJERCICIO N°6

    LA REVELACIÓN
    Guillermo Jaim Echeverry

    3- "REVELACIÓN" de Guillermo Jaim Etcheverry
                           (De  “La revista”, La Nación)


    Fragmento:

    Siempre hay alguien que nos revela, es decir nos descubre o manifiesta lo ignorado o secreto.
    Muchas veces es en el seno de la familia donde recibimos esa revelación. Otras, es en la escuela donde se nos revela lo desconocido. Pero siempre la revelación es inseparable de la actitud del maestro.




    EJERCICIO N° 7


    “INTELIGENCIA EMOCIONAL Y SU INCIDENCIA EN LOS APRENDIZAJES PEDAGÓGICOS”-  Julia Palmieri


           Fragmento del capítulo “Cuando el quererse siempre cuenta".



          “Una de las claves de la autoestima es la capacidad  de autoconciencia, de la cual va a depender una autovaloración precisa de nuestras limitaciones  y posibilidades. / Esto se constituye en una ventaja apreciable, ya que nos lleva a focalizar  esfuerzos hacia lo que queremos mejorar, dándonos la oportunidad de compensar nuestras inconsistencias. 



        


      EJERCICIO N°8

                            "EL NIÑO CARPINTERO"

                                         JUAN COLETTI




      EL NIÑO CARPINTERO
       El   niño corre, ágil y feliz, por el patio de tierra. Salta y trepa a los árboles con fuerza y destreza. Dialoga y ríe con  invisibles ángeles del cielo.
          Su padre, José, el carpintero, callado y laborioso, construye rústicos muebles bajo la sombra de la parra.


      

        
      EJERCICIO N° 9 
     FRAGMENTO  de “EL LABERINTO DE LA SOLEDAD” de Octavio Paz



           “A todos, en algún momento, se nos ha revelado nuestra existencia como algo particular, intransferible y precioso. Casi siempre esta revelación se sitúa en la adolescencia. El descubrimiento de nosotros mismos se nos manifiesta como un sabernos solos; entre el mundo y nosotros se levanta una impalpable, transparente muralla: la de nuestra conciencia. 



     Ejercicio N° 10

    La trama - Jorge Luis Borges


                                                      " La trama”

                 Para que su horror sea perfecto, César, acosado al pie de una estatua por los impacientes puñales de sus amigos, descubre
                 Entre las caras y los aceros la de Marco Tulio Bruto, su  protegido, acaso su hijo, y ya no se defiende y exclama:
                  


      Ejercicio N° 11

     Ajedrez - Jorge Luis Borges  



                                       

     Ejercicio N° 12 



    En su grave rincón, los jugadores
    rigen las lentas piezas. El tablero
    los demora hasta el alba en su severo
    ámbito en que se odian dos colores.

    Adentro irradian mágicos rigores
    las formas: torre homérica, ligero
    caballo, armada reina, rey postrero,
    oblicuo alfil y peones agresores.

    Cuando los jugadores ya se han ido,
    cuando el tiempo los haya consumido,
    ciertamente no habrá cesado el rito.

    En el oriente se encendió esta guerra
    cuyo anfiteatro es hoy toda la tierra.
    Como el otro, este juego es infinito.



                                       

      Ejercicio N° 13 








    Ejercicio N° 14: "El Marcapasos" - Juan Coletti - por Andres Remy






    Ejercicio N° 15: "El valor de educar"  Fernando Savater.

                                             
    «Sobre educación e instrucción»
    «Por decirlo de una vez: el hecho de enseñar a nuestros semejantes y de aprender de nuestros semejantes es más importante para el establecimiento de nuestra humanidad que cualquiera de los conocimientos concretos que así se perpetúan o transmiten.





    Ejercicio N° 16: EL ERIZO Marco Denevi

              El erizo era feo y lo sabía. Por eso vivía en sitios apartados, en matorrales sombríos, sin hablar con nadie, siempre solitario y taciturno, siempre triste, él que en realidad tenía un carácter alegre y gustaba de la compañía de los demás. Sólo se atrevía a salir a altas horas de la noche, y si entonces oía pasos, rápidamente erizaba sus púas y se convertía en una bola para ocultar su rubor.



    Ejercicio N° 17: EL SOL QUERÍA BAÑARSE De Salvador de Madariaga. 

    El sol quería bañarse
    porque tenía calor.
    Llevaba el calor por dentro.
    La luna se lo advirtió
    pero el sol no le hizo caso
    ni siquiera la escuchó,
    porque el calor que tenía
    le quitaba la razón,
    y hacia el caer de la tarde
    se tiró al mar y se ahogó./
    Al ver que se ahogaba el pobre,
    el cielo se oscureció.


    Ejercicio N° 18: VOLVERÁN LAS OSCURAS GOLONDRINAS "Gustavo Adolfo Bécquer"