Comentario del libro "Notas periodísticas" por Juan Coletti

PRESENTACIÓN DEL LIBRO
“NOTAS PERIODÍSTICAS”
DE GLADYS SEPPI FERNÁNDEZ
*
         Hace algunos años encontré por  casualidad una fotografía que mostraba una señal grabada en una roca, una especie de flecha que supuestamente indicaba la proximidad de un refugio, de un manantial o  un peligro. Nunca lo sabremos pero la señal seguramente sigue ahí después de cientos de miles de años recordándonos la presencia de nuestros remotos antepasados que iban dejando, intencionalmente, sus primeras huellas.
         A pesar de la famosa frase atribuida a Karl Marx “Todo lo sólido se disuelve en el aire”, algunas obras y registros humanos resisten  el paso del tiempo. Así que regresamos al antiquísimo trazo en la roca que junto a otros miles que van siendo descubiertos son la materia prima, la base de la comunicación, los elementos primarios de la construcción del lenguaje escrito,  según coinciden lingüistas de todas las culturas.
         De la solidez  física,  aunque  de precarias significaciones para el origen de la palabra,  hemos llegado a nuestro época en la cual, ahora sí, casi todo lo que escribimos, decimos y mostramos se disuelve en el aire y queda atrás, olvidado, enterrado, disperso, como sucede observando una página de facebook o en el diario de ayer que acabamos de tirar a la basura o en las noticias por millones que pululan cada segundo en todos los medios radiales y audiovisuales.
         Es habitual que preguntemos, ¿leíste tal noticia?, ¿viste recién en el noticiero?, ¿escuchaste lo que acaban de anunciar en la radio? Esa inestabilidad y la comprensión inmediata de que el esfuerzo que significa pensar, anotar, escribir y corregir una nota periodística es importante y valioso porque llegará en un día a miles de lectores, es al mismo tiempo la certeza de que en pocas horas ese material irá siendo empujado hacia el olvido por otros miles  y millones que en ese mismo momento se están gestando, escribiendo, filmando, editando en los cientos de países que suman más de siete mil millones de individuos en el gran hormiguero humano.
         Esa comprensión ha sido, sin dudas, lo que decidió a Gladys Seppi Fernández, no hace mucho, a recopilar y seleccionar sus notas periodísticas publicadas en los últimos veinte años en diferentes medios gráficos de nuestro país y del extranjero. La intención ha sido rescatar, recuperar para antiguos y nuevos lectores reflexiones, comentarios y críticas que indudablemente han sufrido las consecuencias mencionadas sobre que, parodiando  a Marx, todo lo que se publica en los medios se disuelve en el aire”. Y qué mejor soporte, entonces, que un libro, el libro que a pesar de infantiles predicciones sobre que tiende a desaparecer  hoy sabemos que se editan en nuestro planeta más de un millón de títulos por año en todos los idiomas, en todos los géneros, desde autores que publican algunos pocos ejemplares a las de docenas o cientos de miles de las editoriales que mantienen y sostienen  con millones de dólares el monopolio que todos conocemos.
         Ahora, luego de una breve introducción,  vamos a hacer un rápido repaso al libro de Gladys, “NOTAS PERIODÍSTICAS. ARTÍCULOS DE OPINIÓN EN MEDIOS          GRÁFICOS” que nos ha convocado para volver a encontrarnos, para escuchar los argumentos sobre porqué valdría la pena adquirir un ejemplar y otras menudencias del folklore ya clásico que es presentar un nuevo libro, un rito amable semejante a un bautismo, al acto de entregar un nuevo hijo  de la cultura a la sociedad.
         Pero antes una breve reflexión. En uno de sus libros, el filósofo Claudio Naranjo se plantea, como lo hacemos nosotros, como seguramente lo hace Gladys, este pensamiento: “¿Qué hacer, entonces, en estos tiempos en los que se agrava la inoperancia del sistema político económico  que hemos creado hasta alcanzar niveles catastróficos de pobreza, hambre, insalubridad, degradación ambiental, ética y cultural?”.
         Una pregunta que nos alerta junto a  muchos otros  temas sobre los cuales hemos conversado largamente con la autora de este libro sin llegar a una definición precisa. Y a propósito siempre recuerdo que al final de la película “La lista de Schindler”, algunos prisioneros que acababan de ser liberados, reúnen sus pocas pertenencias de oro con las cuales forjan un anillo que entregan al hombre que los ha protegido y salvado de la muerte, una simple argolla que lleva inscripto un pensamiento de la sabiduría del Talmud que dice; “Quien salva a un hombre salva a la humanidad”. Creo absolutamente en esta revelación porque es posible que mucho de lo que la sociedad quiere salvar debiera ser abandonado y mucho de lo que la gente no quiere o desprecia debería ser recuperado.
         Ahora sí vamos al encuentro del libro de Gladys con muchas ganas de meternos en cada página pero obviamente eso no será posible, de modo que haremos contacto con algunos de sus artículos de los que extraeré fragmentos para ir ilustrando las intenciones no solo literarias sino también, y muy especialmente, su posicionamiento ético y espiritual frente al devenir de la sociedad en la que ella ha sido una gran educadora y fue y sigue siendo madre, abuela y amiga de todos quienes la conocen y respetan.
         En “Elevar al hombre a su humana dimensión”, la autora nos dice: “Época de cambios, de movimientos vertiginosos, de imágenes en permanente mudanza fueron éstos a los que hemos ya asistido y que dan como resultado que todo un mundo aldeano, muy cercano en el tiempo, apenas décadas nomás, haya sido reemplazado hoy por las maravillosas máquinas de la técnica y de las ciencias que tanta más comodidad y bienestar procuran”.
         ¿Y qué dice sobre uno de sus temas preferidos, la felicidad? Ella tiene y expone sus puntos de vista al mismo tiempo que advierte; “¿Acaso ser feliz es colmarse de placeres, de cosas como nos hace creer el hedonismo reinante sumado a lo que dicta la sociedad de consumo? ¿Es darse los gustos y tomar y hacer uso de todo lo apetecible?” Cuando ustedes lean el artículo “Felicidad, ¿una palabra posible?”, podrán redondear algunas ideas fundamentales sobre el tema para compartir o discutir porque, pienso, no es fácil que logremos un rápido consenso sobre esta delicada, sutil y casi inaccesible aspiración de los humanos  que es llegar a ser humanamente felices.
         Sobre otro de los grandes temas para la reflexión, cita al comienzo de su artículo “Llamado a la espiritualidad”, una frase del teólogo y filósofo Leonardo Boff, cuando este dice: “La espiritualidad permite vivir con reverencia el misterio de la existencia, con gratitud al don de la vida y con humildad el lugar que ocupamos en el universo”.
         Gladys Seppi, refiriéndose al actual papa Francisco, dice en uno de los párrafos que: “Espiritualidad se asimila a calidad humana, ya que el que vive espiritualmente es quien logra zambullirse en su profundidad, en su ser auténtico, y una vez que ha recorrido aquello que hace su vida valiosa, se afirma en su existencia, se encarna en el mundo y desde un sentimiento de unicidad y autonomía, timonea la construcción de su destino, la de su ser verdadero”.
         Los miles de lectores que muy temprano compran un ejemplar de su diario preferido se encuentran periódicamente con alguno de los textos de Gladys, pero  ella, como es lógico,  no siempre recibe una devolución porque eso es casi imposible, aunque, para confirmar la valía de lo que escribe, cada tanto se encuentra con alguien que le dice: “Me alegra conocerla, señora Gladys, leo todos sus artículos, me gustan”, y otro algo más  entusiasta  agrega: “No sólo leo sus trabajos sino que los recorto y los guardo”. Para cualquier autor, comentarios como estos,  más que  un aplauso, son el combustible para seguir cargando las baterías de la creatividad.
         En la presentación de la nota titulada “La cultura que nos atrasa”,  es el editor del diario Nueva Rioja, quien sintetiza la opinión sobre el artículo diciendo: “Asistir a las grandes universidades del mundo no solamente significa estimular, vigorizar el ánimo estudiantil, ampliar la mirada y enrolarse en los últimos conocimientos, sino abrir la mente  a las grandes posibilidades humanas con las que se podrán introducir mejoras en la calidad de vida de los pueblos de origen, contribuyendo así su engrandecimiento”.  Excelente resumen del trabajo escrito por Gladys.
         En “Sí a la vida”, referido al desprecio a uno mismo, la ausencia de sentido existencial por parte de muchos jóvenes, carencia que incluso puede llevarlos a quitarse la vida, la autora expresa en uno de los párrafos: “ Hoy, más que ayer, es necesario reforzar reflexiones y conocimientos porque los niños y los adolescentes reciben una andanada de mensajes interesados y contradictorios que penetran el ámbito familiar, muchas veces agravado porque aún en el mismo hogar se viven situaciones de abandono, ausencias, mal humor, resquebrajaduras que afectan su orientación vital.   Nunca ha sido tan urgente y necesario cubrir los vacíos provocados por la hora difícil que vivimos”.
         Como una mujer que ha pasado la mayor parte de su vida educando alumnos y al mismo tiempo criando, sosteniendo y orientado a hijos y nietos, Gladys toca con rigor y certeza en muchos de sus artículos el tema de la educación, de la familia, de la responsabilidad del estado en estos asuntos que con seguridad deben haberle ganado la antipatía de muchos funcionarios que reciben periódicamente sus ácidas y acertadas críticas, como cuando escribe: “Malo será si los chicos crecen sin ideales existenciales, si se sienten dueños del poder porque no se les muestran parámetros ni límites y se los deja crecer sin un afecto auténtico y nutricio”.
         Como hemos dicho al inicio, los temas del libro aunque hayan sido publicados la semana pasada o hace veinte años, siguen vigentes  tal como nos lo demuestra la filosofía de la historia a la que pocos acceden porque la ignoran o porque siguen creyendo ingenuamente en una fantasiosa evolución del hombre. El hombre tecnológico crece a una velocidad nunca sospechada, pero las dimensiones emocionales y la conciencia espiritual de la humanidad no sólo se evidencian estancadas sino que por momentos pareciera que estamos experimentando un alarmante retroceso.
         En “Lo que dice la ciencia: la lectura cambia el cerebro”, cita un pensamiento de John F. Kennedy quien escribió que “Amar la lectura es cambiar horas de hastío por horas de inefable y deliciosa compañía”.  Un tema actual, al que Gladys no solamente ha dedicado artículos para diarios sino un libro completo sobre la comprensión lectora, sobre el drama de niños y adolescentes (y agregamos, adultos) que no comprenden lo que leen y, en consecuencia, si no comprenden lo que dice un escrito significa que jamás podrán leer ni comprender el gran Libro de la Vida que está ahí, disponible, sin costo pero que lamentablemente muy pocos acceden a él.
         Vamos salteando páginas, seleccionando a gusto algunas notas entre las que encontramos, por ejemplo: “¿Qué leen los docentes?” Si el maestro no lee, ¿qué derecho tendría él para exigir que lo hagan sus alumnos? La autora, incluyendo a los docentes como parte de nuestra realidad social y cultural, se plantea: “¿Que los docentes no leen? ¿Por qué habría de extrañarnos? ¿Acaso no son ellos, también, habitantes de un país en el que la mayoría no lee, no busca información, descree o ni siquiera se pregunta sobre los beneficios formadores de la buena lectura? No es necesario aclarar que jamás se refiere a todos los educadores pues bien sabemos que en cualquier gran ciudad o en humildes localidades siempre está el maestro, la maestra que componen las honrosas excepciones.
         A veces escuchamos,  casi como una  risueña y justificadora definición,  algo así como que el libro ha muerto cuando lo que en realidad lo que  está muriendo es la curiosidad, el gusto por la renovación, por el descubrimiento, por sentir que le hacemos gestos de desprecio a la vulgaridad y a la mediocridad que nos condena a no ser más libres, más esencialmente vivos.”No leo para saber más, leo para saber vivir”, escribió Jaim Etcheverry, completando otra colaboración de Gladys que tituló “Beneficios de la lectura”. Tal vez la peor pobreza, pensamos,  sea no solamente la falta de pan sino el hecho de haber pasado por la vida sin leer por lo menos un libro.
         Una buena parte de su dedicación no solo profesional sino también intelectual ha sido para Gladys Seppi su entusiasta fervor por la educación de niños y adolescentes que ustedes pueden encontrar en  el capítulo III del libro que estamos comentando: “Familia, adolescencia y juventud”. La familia y su responsabilidad no solo en el cuidado y crianza de sus hijos sino y muy especialmente en su protección cuidadosa frente a los peligros de una sociedad enferma de violencia y desarreglos emocionales.
         Tendrán ustedes, además,  la oportunidad de compartir con la autora temas tan actuales como son la familia y la crisis contemporánea, la realización de los jóvenes, mujeres y varones; la violencia en la escuela con el acoso y las golpizas, los riesgos mortales de las drogas que los va convirtiendo en lastimosas víctimas que deambulan como sonámbulos creyendo que siguen despiertos.
         En sus intentos por mostrar sus atinadas opiniones Gladys Seppi ha dedicado también un capítulo a temas relacionados con la política, la sociedad, el gobierno y el estado advirtiendo sobre los peligros que significa para la salud de la República la confusión intencionada y maliciosa de los roles que han desvirtuado como nunca el espíritu de la democracia en la que hemos tenido la fortuna de volver a vivir después de los insanos y crueles años de las dictaduras militares.
         Así ustedes tendrán la oportunidad de leer y analizar temas tan vigente como el populismo, la enfermedad del poder, el desequilibrio entre los tres pilares de la nación: su administración, la justicia, el parlamento; y otras endemias bien conocidas pero hasta hoy lamentablemente mal combatidas como son los privilegios indignantes, la corrupción  que multiplica la pobreza y las enfermedades que van identificándonos como perdedores en las estadísticas internacionales referidas al comercio, a las tasas de inversión, la cultura, la educación que podemos ver diariamente representadas en los principales programas de una televisión que hace que un asaltante callejero pase a ser por algunos días un astro invitado de un canal a otro y por cuyos motivos, gracias a perversas imitaciones,  en una semana aparezcan cientos de delincuentes a bordo de motocicletas robando y matando sin piedad.
         Si con una sola palabra o una frase podemos inspirarnos para escribir un poema o un relato, cuanto más podríamos añadir sobre este libro cuya lectura recomiendo sinceramente.  Un  libro que ahora es una especie de pequeña arca en la cual su autora intenta  guardar y dar nueva vida a sus papeles de trabajo intelectual con la justa expectativa de que a partir de este momento no sean barridos por la violencia de la fugacidad.

                                                JUAN COLETTI


6.6 Las acciones


La vida es movimiento continuo por lo que es frecuente encontrar en los textos, cualquiera sea su tipo, acción, movimiento, cambios, mutación, acompañando , desprendiéndose de las cosas y de los personajes.
Un movimiento que puede aparecer combinándose. Momentos de quietud, movimientos en diferentes direcciones.
Los múltiples verbos creados por la lengua connotan, justamente, esa variadísima gama de acciones que les están permitidas a los seres vivos.


Muy pocos verbos sugieren quietud.


Hemos seleccionado pasajes de las “Rimas” de Bécquer , que tan bien conoce el lector, para dar ejemplo de muchos posibles estados y de múltiples movimientos y una sugerencia de su representación:

  • Un suave movimiento:

“Me acerqué de la nave
al ángulo sombrío
con el callado paso que llegamos
junto a la cuna donde duerme un niño”

  • El movimiento en una dirección:

"¿Será verdad que, huésped de las nieblas,
de la brisa nocturna al tenue soplo,
alado sube a la región vacía,
a encontrarse con otros ?"


Los signos creados pueden convenirse, o simplemente explicarse: “yo lo veo así...” porque, justamente, se trata de dar rienda suelta a la imaginación o aprovechar los signos que nos presta la computadora.




6.7.1 Los sentimientos, las sensaciones, la vida interior


(Los signos creados pueden convenirse, o simplemente explicarse: “yo lo veo así...”se trata de dar rienda suelta a la imaginación o aprovechar los signos que nos presta la computadora. En esta estrategia el signo es  sólo una herramienta que se utiliza de manera  libre y personal para  representar lo que nos dice un autor. ¡Y eso es lo importante! )

En un ambiente señalado o no, con un autor asumiendo diferentes posiciones, con  determinación o sugerencia de un tiempo, con la presencia de elementos o conjuntos de cosas que configuran el cuadro y  las acciones de los personajes, suelen aparecer  los sentimientos, la vida interior, la emoción, la voluntad, el sueño, las vivencias...

Representar el mundo interior del hombre con signos , puede constituirse en un atrapante juego. Recrearlo a través de ideografismos- que siempre deberán ser explicitados- se constituye en un desafío creativo para el lector.

Nosotros aportamos algunas sugerencias que, siempre insistimos, están sujetas a la modificación imaginativa y creativa de cada uno.

Hemos elegido una composición que tiene como tema central justamente un sentimiento:


El TEMA de esta composición se desarrolla alrededor de una sensación estremecedora, el miedo, que se va acentuando en una curva de gradual crecimiento,  a través de tres momentos hasta llegar al desenlace, que anuncia el final de stress provocado.

Señalamos por lo tanto tres momentos, representados en tres cuadros, en que  todos los elementos y personajes que se están moviendo (lo que ha sido indicado por flechas aparecen teñidos por la sensación de escalosfrío, miedo, y que da unidad temática al texto.

Juan Ramón Jiménez



Tres apartados, cuadros, coincidiendo con un ámbito cuya imprecisión transmite  un sentimiento estremecedor, que se agudiza en el segundo y queda atrás en el tercero.

Un autor- narrador coprotagonista.
Un protagonista central (P)
Un tiempo nocturno
Las cosas insinuándose entre las sombras
Y  una sensación de miedo que va desde la insinuación del primer apartado a la mayor tensión en el segundo, a su declinación en el tercero.

6.5 Personajes


En cuanto a los  personajes que presenta un texto  ...¡ Cuántas variaciones trae la vida!...  Por nuestra parte hemos resuelto indicar su presencia con una simple (X) o su letra inicial, por ejemplo :
(N) de “niña” o (P) de Pedro, o que algún alumno sugirió un triángulo porque el vértice parece indicar el crecimiento del ser humano hacia lo alto. 

  • A veces una cosa se transforma en personaje principal (y se lo reprenta asi: (O)) :

“ Del salón en el ángulo oscuro,
 de su dueño tal vez olvidada,
 silenciosa y cubierta de polvo
veíase el arpa"
de “ El arpa”- Rima de Bécquer


En algunos textos el personaje es una flor:              

“ ¡ Qué pura , Platero, y qué bella es esta flor del camino!.
Pasan a su lado todos los tropeles, los potros,la cabras, os hombres, y ella permanece enhiesta , malva y fina en su vallado triste...”

De “ La flor del camino”- “Platero y yo”


  • Un animal: (P) o un triángulo hacia abajo

“Y trota Platero, cuesta arriba, encogida la grupa
cual si alguien le fuese a alcanzar...”
de "Calosfrío"-"Platero y yo" 

  • Otras un árbol: 

“ Tan dulce cantaba el sauce,
que, oyendo la melodía,
el arroyo se dormía
serenamente en su cauce...”
De “El sauce y el arroyo”.

  • Podemos encontrar conjuntos de personas: 

   “Las niñas comían como mujeres,
los niños discutían como algunos hombres”
de “Susto”- “Platero y yo”



Blog 6. Código creado con los alumnos

(ABIERTO A NUEVAS IDEAS

A NUEVOS APORTES  Y CAMBIOS)


Esta representación ideográfica pertenece al Barco que parte de José Enrique Rodó y fue creada por una docente asistente a un curso de perfeccionamiento.

(Todos los aspectos del texto, desde la posición del narrador, apartados,   ambientes,  tiempo, elementos,  personajes, acciones, sentimientos,  ideas, sueños y idealizaciones, etc. pueden ser representados por figuras simbólicas creadas a gusto del lector atendiendo, por cierto, y con la mayor fidelidad posible a los conceptos o ideas que se transmiten).

6.1 Sobre la posición del autor, narrador (N)


El narrador, emisor,  que convinimos representar con una simple N, puede adoptar, como ya sabemos diferentes posiciones frente al discurso.

  • Así, cuando lo encontramos como narrador omnisciente  las representaciones lo han colocado, naturalmente,  sobre el cuadro. Él sabe todo lo que pasa aún en el interior de los personajes:
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6.2 Ambientes o escenarios


Con respecto a los ambientes,  la imaginación, que vuela tras las palabras que le tiende el escritor, resignificándolos, recreándolos, puede dictar tan diversas formas de representación como tiene la vida misma en los textos. En manos de los lectores esta propuesta crece.  Y aquí cabe una importante observación:

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6.3 El tiempo, ¿Cómo representarlo?


Con referencia al tiempo en que sucede la acción y  a sus alternativas, las horas, la cristalización de la aurora, el avance del día, la hora del cenit, el arrebol crepuscular, la aparición de la estrellas, el dominio de la noche, en fin tantas y tan variados matices de luces y sombras, se representan, simplemente, por lo que son  , luces, sombras  en el cuadro, ganando lugar, yéndose, perdiéndose, o simplemente estando,  como pueden verse en los ejemplos:

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6.4 Los elementos que configuran el cuadro


Las cosas, la materia inerme que utiliza el hombre para múltiples fines, nos rodean, y por eso mismo aparecen en distintas posiciones en los cuadros observados por un autor.
Algunas son muy llamativas, oras pasan desapercibidas. A veces ocupan el centro del cuadro, otras se desvanecen entre las múltiples formas.

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6.5 Personajes


En cuanto a los  personajes que presenta un texto  ...¡ Cuántas variaciones trae la vida!...  Por nuestra parte hemos resuelto indicar su presencia con una simple (X) o su letra inicial, por ejemplo :
(N) de “niña” o (P) de Pedro, o que algún alumno sugirió un triángulo porque el vértice parece indicar el crecimiento del ser humano hacia lo alto. También podemos encontrar conjuntos de personas:

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6.6 Las acciones


La vida es movimiento continuo por lo que es frecuente encontrar en los textos, cualquiera sea su tipo, acción, movimiento, cambios, mutación, acompañando , desprendiéndose de las cosas y de los personajes.
Un movimiento que puede aparecer combinándose. Momentos de quietud, movimientos en diferentes direcciones.
Los múltiples verbos creados por la lengua connotan, justamente, esa variadísima gama de acciones que les están permitidas a los seres vivos.

....



6.7.1 Los sentimientos, las sensaciones, la vida interior


(Los signos creados pueden convenirse, o simplemente explicarse: “yo lo veo así...”se trata de dar rienda suelta a la imaginación o aprovechar los signos que nos presta la computadora. En esta estrategia el signo es  sólo una herramienta que se utiliza de manera  libre y personal para  representar lo que nos dice un autor. ¡Y eso es lo importante! )

En un ambiente señalado o no, con un autor asumiendo diferentes posiciones, con  determinación o sugerencia de un tiempo, con la presencia de elementos o conjuntos de cosas que configuran el cuadro y  las acciones de los personajes, suelen aparecer  los sentimientos, la vida interior, la emoción, la voluntad, el sueño, las vivencias...
....



6.7.2 Otros sentimientos, sensaciones, emociones

  •  La incertidumbre:

"¿Qué errante laberinto, qué blancura
ciega de resplandor será mi suerte,
cuando me entregue el fin de esta aventura
la curiosa experiencia de la muerte?" 
De “Los enigmas”- Borges


  • La amenaza:

“ La noche lateral de los pantanos
me acecha y me demora. Oigo los cascos
de mi caliente muerte que me busca
con jinetes, con belfos y con lanzas"
de “ Poema conjetural”- Borges







***








6.4 Los elementos que configuran el cuadro


Las cosas, la materia inerme que utiliza el hombre para múltiples fines, nos rodean, y por eso mismo aparecen en distintas posiciones en los cuadros observados por un autor.
Algunas son muy llamativas, oras pasan desapercibidas. A veces ocupan el centro del cuadro, otras se desvanecen entre las múltiples formas.
El autor del texto suele, según su naturaleza, apela a ellas para trasuntar la vida que  confieren con su presencia y colorido, o la vida que a ellas se les da, personificándolas.
Para el decodificador textual esas presencias en un ambiente llaman a la creación de signos diversos, tantos como cosas hay en los escenarios.
La libertad creativa da rienda suelta a la imaginación., que buscará representar y ubicar esas presencias sin dibujarlas, tal como es nuestra consigna.

Para simplificar nosotros resolvimos representarlas con simples rayas  o un círculo,  o una figura  simple, o alguna figura que nos ofrezca la computadora .
 La presencia de los objetos, su ubicación y la atención que el narrador pone sobre ellos va poblando  de figuras y variedad  de formas  los cuadros.

Ejemplificamos con un texto de Borges:

“Entra la luz y asciende torpemente
de los sueños al sueño compartido
y las cosas recobran su debido
y esperado lugar en el presente...”
...De “ El despertar”- Borges


  • A veces aparecen conjuntos como en "Susto"

“  Y los geranios rojos y las pintadas manzanas
coloreaban de una áspera alegría aquel sencillo idilio
de caras inocentes ...”

  • Algunas ocupan lugares muy importantes
“Soñaba la lámpara su rosada lumbre tibia
sobre el mantel de nieve...”
de “Susto” de “Platero y yo”.




6.3 El tiempo, ¿Cómo representarlo?


Con referencia al tiempo en que sucede la acción y  a sus alternativas, las horas, la cristalización de la aurora, el avance del día, la hora del cenit, el arrebol crepuscular, la aparición de la estrellas, el dominio de la noche, en fin tantas y tan variados matices de luces y sombras, se representan, simplemente, por lo que son  , luces, sombras  en el cuadro, ganando lugar, yéndose, perdiéndose, o simplemente estando,  como pueden verse en los ejemplos:

  • Sombras de un amanecer: 

“El brusco sol
desgarra la compleja oscuridad

de templos,
y escalará los muros
y resplandecerá en un río sagrado.
Jadeante
La ciudad que oprimió un follaje de estrellas
Desborda el horizonte
Y en la mañana llena de pasos y de sueño
La luz va abriendo como ramas las calles...”
De “ Benarés”- Borges


  • Al atardecer: 

“El poniente de pie como un Arcángel
tiranizó el camino.
La soledad poblada como un sueño
Se ha remansado alrededor del pueblo.
Los cencerros recogen la tristeza
Dispersa de la tarde.
El poniente que no se cicatriza
Aún le duele a la tarde.
Los trémulos colores se guarnecen
En las entrañas de las cosas...
De “ Campos atardecidos” - Borges.


6.2 Ambientes o escenarios



Con respecto a los ambientes,  la imaginación, que vuela tras las palabras que le tiende el escritor, resignificándolos, recreándolos, puede dictar tan diversas formas de representación como tiene la vida misma en los textos. En manos de los lectores esta propuesta crece.  Y aquí cabe una importante observación:
Recuerde el lector que convinimos en representar cada apartado – sea  estrofa o párrafo- por un cuadro. Este cuadro coincidirá, seguramente con el ámbito en que se desarrolla la acción. De infinitas posibilidades elegimos algunas:

  • Con espacios sin fronteras, infinitamente difuminados:
    “Silenciosas batallas del ocaso
    en arrabales últimos.
    Siempre antiguas derrotas de una guerra en el cielo,
    Albas ruinosas que nos llegan
    Desde el fondo desierto del espacio
    Como desde el fondo del tiempo...”
       De “Líneas que pude haber escrito...”-Borges


  • Encerrados entre paredes:

     “ Los muebles de caoba perpetúan
    entre la indecisión del brocado
    su tertulia de siempre.
    La luz del día de hoy…”
    De “Sala vacía”- Borges