Dios ha
tomado mi masa para hacer un nuevo pan.
Puedo sentir
la dureza de su puño en mi entraña.
Puedo
sentir su mirada severa
frente a mi
desatino.
Tal vez impacienten a Dios
las
persistentes estrías
de mi
corazón.
Tal vez lo mortifiquen
las
empecinadas huellas de mi alma,
mis arterias
obstruidas
y una razón
que no sale a espacios verdes.
Tal vez lo
descontente esta laberíntica red
que me
entreteje.
Dios ha
tomado mi masa para hacer un nuevo pan.
Puedo sentir
la firmeza de su puño en mi harina.
Puedo sentir
la dureza de la piedra en su golpe decidido.
Tal vez
pueda con mis grumos.
para que el
entendimiento ande descalzo por ella,
sin prevenciones,
sin
tropiezos,
sin que el recaudo se detenga
a espiar
detrás
de todos los recodos.
Dios ha
tomado mi masa.
Siento que seré leudada.
GLADYS SEPPI FERNÁNDEZ
Gladys: Nuevamente disfruto de un poema tuyo. Así siento, yo también, a mi alma medio rebeldona, sacudida ante tantas cosas mínimas pero fuertes; triviales, y tan sagradas: la vida de los nietos; el amor en mi matrimonio; la belleza de mi patio de barrio... Un abrazo.
ResponderEliminarHola: A casi dos años de este comentario volví a tu blog. Quería ver por qué no habías visto mi comentario. Me llamó la atención que no aparece mi nombre. ¡Será que no apreté algún botoncito? Voy a probar. Gracias por el buen rato que pasamos.
ResponderEliminarAsí es. No le di click a "publicar", por lo visto. Ahora voy a verificar en el otro poema. Un beso; perdón por el despiste.
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