Obediente
a un designio
anda el pájaro
montado
en sus alas.
Sin saber quién lo sube
él se sube,
sin saber quién gobierna su ruta
él se deja llevar
en bandadas.
Entretanto el hombre,
sabiendo que es libre,
y por bien saberlo
pudiera montar en su alma,
y dejar que lo lleve y le muestre
los más altos picos,
¡Más allá del alba!
Entretanto el hombre
que sólo por serlo
pudiera
ascender y tanto
y cuán alto puede
según es su talla...
el hombre por serlo,
dueño del espacio,
del cielo infinito y que bien pudiera
medir las distancias,
nombrarse meteoro
levantar las ansias,
volver a su centro,
¡Transformarse en llama!
El hombre…
(cuántos de los hombres) ,
en vuelos ajenos se niegan su altura,
en vuelos ajenos...
¡Se eligen, manada!
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