Sólo para
que se quedara
demorado
en mi jardín
entretuve al
instante
con mi
gorjeo de arena.
Mi garganta
delató los tropiezos del trino
en gárgaras
torpes
y el
instante huyó -como tantos-
al otro lado
de la luz.
Ahora mi voz
intenta, solamente
la humana
palabra
para invocar
humildemente,
un demorado
deletreo
que se
quede, que se quede
paladeando
este
instante de amor,
antes,
antes
que lo
agriete el crepúsculo.
GLADYS
SEPPI FERNÁNDEZ
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