Me di cuenta del amor
cuando mi sangre
-antes resignada a su callada peregrinación-
me llamó
con sus nuevos rezos,
con sus inesperadas sacudidas,
con sus coloreados amotinamientos.
Me di cuenta del amor,
cuando un jugo vegetal, ardiente y dulce
se desbordaba de mis racimos
y me brotaba
y me henchía.
Entonces me hice yo más yo,
una naranja fresca dispuesta a ser bebida,
un vaso de miel subido hasta los bordes
y labios y piel y sobre todo corazón
abiertos a la entrega.
Me di cuenta del amor
porque su arpa, seducido mi centro,
le tañía música de campanas
y porque mil palomas
aleteaban en mis arterias.
Advertí su llegada
porque mi corazón
que antes conjeturaba,
se quedó en la certeza,
y al volverme al espejo
supe de mí
y me pude poner la mejor piel,
sólo, sólo…
para recibirlo.
GLADYS SEPPI FERNÁNDEZ
¡Qué hermoso, Gladys! ¡Qué lindas imágenes, tan llenas de magia y felicidad! Sí... Es el amor...
ResponderEliminarHola: Con este otro comentario estuve más lúcida. Por lo menos puedes saber que es mío. Volví a leerlo y me dio mucha alegría; yp también reconocí mi descubrimiento en tus palabras. Un abrazo.
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