Mis nietos
me tironean
a sus
territorios de un nuevo sol.
Sé que sus
pasos medirán otras horas
y sus ojos
se levantarán
a más altos cielos.
Tiemblo ante
los botones que aprieten
y las
alturas que alcancen
pero me
aferro
a la
confianza del amor
que les irá abriendo camino
a sus
andanzas.
Mis nietos
me llaman a sus fronteras
de un nuevo sol.
Puedo verlos
encendiéndose
en las
chispas
de un siglo
que alumbrará
en otras
antorchas.
Alguno me
grita:
“abuela, no
te quedés atrás,
vení con
nosotros”,
pero mis
pies pesan
la montaña de mis años
y mi cuerpo
se repliega
hacia la edad que me tiene.
Mis nietos
me levantan a su zona
de ruidos
y ronroneos citadinos
pero mi
cuerpo
reclama sus huellas
y lentamente
va
escribiendo
su lápida.
GLADYS
SEPPI FERNÁNDEZ
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