" La trama”
Para que su horror sea perfecto, César, acosado al pie de una estatua por los impacientes puñales de sus amigos, descubre
Entre las caras y los aceros la de Marco Tulio Bruto, su protegido, acaso su hijo, y ya no se defiende y exclama:
“Tú también, hijo mío “.
Shakespeare y Quevedo recogen el patético grito.
Al destino le agradan las repeticiones, las variantes,
las simetrías; diecinueve siglos después, en el sur de la provincia de Buenos Aires, un gaucho es agredido por otros gauchos, y, al caer, reconoce a un ahijado suyo y
le dice con mansa reconvención y lenta sorpresa,
( estas palabras hay que oírlas, no leerlas ): “ ¡ Pero che!
Lo matan y no sabe que muere para que se repita una escena.”
.
La representación pone a la vista la organización interna de este
breve cuento:
“ En el primer apartado-1- que coincide con el primer párrafo,
(Hasta “ tú también, hijo mío”) aparece un narrador ( N )
omnisciente suficientemente alejado de la escena como para
captar mejor su esencia.
Un personaje- César- ( C ) es asediado por los puñales ( ) .
Un rostro único, el del hijo ( H ).
El estupor, el horror. ( ¡ ¡ ¡ )
Siglos de diferencia y de distancia..............
La repetición de la escena:
Ahora el personaje es un gaucho ( G )
Un ahijado suyo en el grupo de atacantes ( H )
La sorpresa , el ataque ( )
Y la misma sorpresa, el mismo horror (¡¡¡¡).
Nos parece muy clara la representación y explicación de
l La construcción paralela tan frecuentemente usada por Borges.
Para terminar, Darío repite la impresionante frase que pone al final Borges:
“No sabe que muere para que se repita una escena”.
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