Los países que ocupan los puestos más
destacados del mundo en materia educativa, han incorporado,dentro de sus
objetivos y desde hace tiempo,uno al que consideran de trascendente valor: la
formación del juicio crítico del
ciudadano.
¿Qué se entiende por juicio crítico? Se dice de la capacidad para dilucidar por
uno mismo cualquier cuestión, sometiendo
cada conocimiento y cada acto propio o ajeno,ala valoración de su veracidad y conveniencia
para sí mismo y para el colectivo social,
y una vez aceptado e incorporado, defender las decisiones tomadas.
Es muy necesario educar en esta dirección a
los alumnos.
No se trata de criticar o enjuiciar a los
demás, acto éste tan fácilmente ejercitado por la mayoría, basado en la
ligereza de juzgar al otro sin mirarse a sí mismo.Se trata de repensar las ideas
propias y ajenas, atendiendo a su importancia, haciéndose preguntas hasta hoy
muy poco usadas en el aprendizaje diario y sobre todo escolar, como:
¿Para y
por qué este conocimiento? ¿Puedo transferirlo a mi vida y hacerla mejor? Estos
cuestionamientos conducen a conceptos que se internalizan de tal manera que se
vuelven propios y así se aprende para siempre.
En
cuanto a los adultos, en general, su inflexibilidad reflexiva denota una escasa
formación.Es hora de hacerse las preguntas que la escuela tradicional no nos ofreció:
¿puedo mantenerme en una posición indefendible? ¿Acaso la realidad no me prueba
que estoy equivocado? ¿No será más digno y edificante, defender solamente aquello
de lo que estoy genuinamente convencido?
Para
que la escuela se incorpore a cambios
urgentes, necesarios e impostergables, se debe ejercitar en cada momento de la
clase y materias dela curricula, el diálogo permanente,
la exposición de ideas propias, la sana
y ordenada confrontación de opiniones,
la capacidad de escuchar respetuosamente y hasta dar la razón cuando el
otro tiene razón.
El reconocer en un intercambio de
ideas, posturas, puntos de vista o conocimientos e informaciones
recibidas, la superioridad del pensamiento de un compañero, un colega o una
autoridad, expresa la flexibilidad y salud mental a la que conduce una práctica
que nos permite crecer como individuos y sociedad.
¿Pueden aplicarla los padres en el ámbito
familiar? Sí, muchos lo hacen y otros, aunque
no están formados en este sentido por su educación receptiva, repetitiva y conservadora,
pueden iniciar a la familia en el diálogo sobre los temas que la vida ofrece a
cada momento, alentar su discusión conduciendo a una verdad mutuamente aceptada.
¿Puede hacerlo el docente en el aula? Sí, la
nueva educación exige desarrollar esta capacidad para beneficio personal y
colectivo.
Las
clases debieran pasar de su estructura tradicional, en que el alumno escucha al docente y repite y
memoriza sin saber para qué lo hace, a una actitud de permanente interrogación
sobre por qué y para qué y cómo. Involucrado emocionalmente el tema se internaliza,
se aprende para siempre y puede ser transferido y utilizado en las propias
acciones.
Así
se hace en países con altísimos índices de rendimiento escolar: Finlandia,
Nueva Zelanda, Corea del Sur, Australia, Japón, Singapur y otras naciones
avanzadas, logrando:
- Acrecentar la capacidad de
discernimiento.
-Aclarar un tema, relacionándolo,
cuestionándolo y formulando nuevas preguntas para afirmarlo.
- Demostrar las primeras hipótesis sobre
una cuestión hasta que se comprueban y confirman.
- Separar lo esencial, valioso, nuclear
de lo secundario e intrascendente apuntando ala posibilidad de llegar a una
vida con sentido y significación.
-Involucrase, interesarse, que es la mejor
manera de aprender.
-Comprometerse basado en un pensamiento
original.
-Aprender
a negociar considerando la posibilidad de arribar a coincidencias que
capitalicen y disminuyan las diferencias.
-Aceptar las equivocaciones, los errores y
fracasos como instancia necesaria a todo proceso de crecimiento.
- Cultivar valores que hacen digna la vida
humana.
-Controlar las emociones negativas,
enfrentar y desenvolverse en medio de
las dificultades,siendo tenaces en la defensa de lo que se considera verdadero
y valioso.
-Autocontrolar la impulsividad haciéndose cargo
de las consecuencias.
Por cierto, sólo docentes altamente
calificados pueden conducir este proceso a un progresivo cambio escolar, vital,
social.
Nuestra escuela, encerrada en una matriz de
pensamiento del pasado, no se adapta aún a chicos de hoy diferentes que detestan la escuela memorística y se rebelan
contra el sistema, generando una indisciplina y malestar que imposibilitan el
aprendizaje.
Cuánto sumaríamos a la grandeza del país, con
ciudadanos de mentalidad más abierta que
reconocieran lo verdadero, bueno, constructivo, adhiriéndose a posiciones que,
aunque diferentes, aporten soluciones beneficiosas a la ciudadanía y su futuro.
Todos debiéramos conocer e incorporarnos a
los cambios que la nueva educación está produciendo en los países del primer
mundo, un estado de progreso y bienestar social y cultural que, ojalá, los
argentinos aprendamos a construir.
Gladys Seppi Fernández
No hay comentarios:
Publicar un comentario