ANÁLISIS: CONTINUIDAD DE LOS PARQUES(Comprensión
lectora aplicando el “ Método Seppi…
de Gladys Seppi Fernández)
ANÁLISIS Y
COMENTARIO DE CONTINUIDAD DE LOS PARQUES
APLICANDO MÉTODO SEPPI DE COMPRENSIÓN
LECTORA – Por la creación de ideografismos
En este maravilloso cuento de
Cortázar encontramos tres momentos en que un narrador (N) omnisciente, desde su
alta posición, observa las acciones de tres personajes en
tres momentos o apartados sucesivos y estrechamente enlazados:
El primero 1°-se extiende el comienzo hasta “Danzaba el aire del atardecer bajo los robles”.
El primero 1°-se extiende el comienzo hasta “Danzaba el aire del atardecer bajo los robles”.
El narrador, (N), fija su atención en
un hombre, así representado ideográficamente y al que llamamos (H1
), lector de una novela que ha abandonado para atender sus
ocupaciones de hacendado y hombre de negocios. Está sentado de espaldas a la
puerta para evitar
distracciones lo que parece facilitar su evasión de una realidad de
la que se aparta poco a poco.
Gradualmente va abandonando su propio
mundo y se deja ganar por el mundo de la ficción que llenará todo el segundo
apartado.
En el 2° apartado – desde “palabra a palabra”, se agudiza el desplazamiento hacia el mundo
irreal, y su posición de personaje central pasa a la de testigo vivencial
( en un rincón de la escena) lo que le permite observar lo que sucede en
el interior de una cabaña del monte donde cobran presencia, vida y color los
protagonistas de la novela que lee, un H y una M (ahora en el centro del
escenario) que se encuentran en el amor, enturbiado, esta vez, por sentimientos
de ansiedad y la sugerencia de planes oscuros y siniestros.
Este apartado es intenso,
teñido de sombras que se acentúan con el empleo de palabras de mal presagio:
“puñal”, “destruir”, “repaso despiadado del plan”.
El anochecer también ha llegado
al parque.
En el 3° momento el lector sigue las alternativas de
la separación de los amantes, se marchan en direcciones
opuestas, el hombre corre entre “la bruma
malva del crepúsculo”, llega a la casa, a la que penetra esgrimiendo su
puñal que amenaza clavar, justamente, por la espalda del H que lee una novela,
sentado en el sillón de verde terciopelo, donde hay una
puerta y una ventana que da al bosque
de robles.
Se unen en este tercer momento la
ficción y la realidad, logrando el autor, de esa manera, la perturbadora perplejidad
del lector ante la unión del comienzo con el final en que un personaje
que leía se transforma en el personaje víctima de una muerte que aparece a su
espalda.
La novela es circular, el clímax
intenso, el final sugerido.