Gladys Seppi Fernández
CONFERENCIA:
“LAS
POSIBILIDADES DEL
DESARROLLO HUMANO”
“Grandes maravillas existen en el mundo creado GGpero nada más
grande que el hombre”.
“Antígona” -Sófocles
EL
PODER DE LA ÉTICA
La excelente conferencia que dio en la
Feria del libro, la Doctora Lila Perrén
de Velasco, acompañada por la Licenciada María Susana Sánchez nos ha vuelto a contactar con las andanzas de Don
Quijote de la Mancha que allá lejos en el tiempo leímos, tal vez por obligación
y sin la madurez para apreciar sus ideas y expresiones reveladoras, mensajes
que guían a todos.
En la segunda
parte, cuyos 400 años de publicación se recuerdan, Sancho, que en la primera
parte del libro se presenta como un ser pragmático, especulador y materialista,
persigue el proyecto de ser gobernador de la isla Barataria y tras este logro y
con la orientación inteligente del Quijote se va transformando en un hombre
auténtico y verdadero después de haber manejado su vida con pensamientos muy
elementales que lo había llevado “en el mar proceloso” que provoca la ambición
del poder.
Don Quijote le da amistosos y sabios consejos de carácter
filosófico y espiritual que deberá atender no sólo “para gobernar mejor sino
para lograr su plenitud humana y personal a través del ejercicio de los valores
caballerescos”, le dice. “el impulso hacia lo heroico y el sentimiento de honor
ponen en el norte de sus acciones los valores espirituales, en contraste con el
egoísmo, el materialismo y la superficialidad”, que caracterizaron al primer
Sancho.
Los consejos del que ha pasado de Hidalgo a ser
Caballero Don Quijote de la Mancha, le aseguran a Sancho que sólo siguiendo principios éticos podrá lograr
fama eterna y una felicidad indecible y están inspirados en su íntima
convicción de que solamente la virtud “que se conquista día a día gracias a la
perseverancia y al esfuerzo” pueden lograr que, en el corazón del hombre, nazca
y crezca la simiente de una plena, lograda, ejemplaridad y satisfacción con la
vida.
Tras esa
búsqueda, Don Quijote insiste en orientar a su escudero hacia la conquista de
la relación primera y necesaria a todo hombre, la de centrarse y encontrarse
consigo mismo “que es el más difícil conocimiento que puede lograrse, lo que lo
hará ser humilde, consciente de sus limitaciones, libre del mareo y
equívoco que produce el poder y la borrachera de soberbia que éste provoca”. De
esa manera siguen las lecciones “porque Sancho,- dice Cervantes- para poder
gobernar, ha de gobernarse a sí mismo, buscando en su interioridad la verdad,
sin sobrevalorarse para evitar fracasos abruptos”.
Estas ideas que
cumplen 400 años ya, nos sorprenden por
su actualidad y nos movilizan
profundamente hoy, tan necesitados de guía y ejemplo, sobre todo a quienes se
relacionan, detentan, intentan mantener a toda costa el poder.
Estas ideas nos obligan a repensarnos como
seres humanos en evolución.
¿Cómo?,- nos
obligan a preguntarnos-, ¿no es acaso que el ser humano, el homo de la especie,
progresa a pasos increíbles, hecho que en su supuesto acelerado crecimiento lo
ha ido transformando desde aquel viejo y elemental australopitecus en el más inteligente homo sapiens hasta llegar al homo
tecnologicus, que parece llegado a su máximo poderío y capacidad de
desrrollo?
Sin embargo,
¿basta el crecimiento económico que nos ha llevado a ser el homo consumens o el tecnológicus y científico
para declarar que hemos llegado al alto lugar a que estamos destinados para
sentirnos plenos, erradicar las miserias humanas, la tristeza, la angustia y
disconformidad que oprime el corazón del hombre actual? ¿Acaso el hombre de
estos tiempos, envuelto como nunca antes en actos de gran barbarie que atentan
contra sí mismo y el prójimo, impulsado por una ilimitada ambición a
inescrupulosos saqueos y robos de una avaricia
alarmante; lanzado a acciones destructivas y enceguecido por las mentiras que
se dice a sí mismo y a los otros, no nos está diciendo a las claras que lleva
perdido el sentido, su propia humana dirección?
Echemos una mirada a los hombres notables del pasado, recorramos con mirada atenta los siglos y veremos que cuanto construyó el hombre para hacerse un verdadero hombre, enraizado en valores éticos que son los que le dan el verdadero poder, se está perdiendo en su equivocada ambición de tener, aún mucho más de lo que necesita para su vida y varias generaciones de sucesores. Creemos con el Don Quijote que en estos días ha reaparecido señalándonos nuestros equívocos, que la ética, la voz interna que nos indica lo que es verdadero o falso, bueno o malo se va desvaneciendo en todos los órdenes, la familia, la escuela, la sociedad, la política. Sin el sustento íntimo de una vida ética, nos quedamos huérfanos del reinado de la auténtica autoridad. Y sin autoridad, ¿qué y quién ordena la sociedad?
Hoy, sin respeto
por nada ni nadie, sin la capacidad de reconocer lo que tiene real valor,
impera el autoritarismo, las razones o sin razones impuestas por la fuerza del miedo, la
amenaza, los golpes y hasta asesinatos, fuerzas que derramadas desde el centro
mismo de los más poderosos llega a los hogares, se instala en las escuelas,
debilita las instituciones, y corroe a toda la sociedad argentina.
Necesitamos
hombres de quienes emane la auténtica
autoridad, la que se genera en el valor interior, en las propias certezas, no
en el aplauso comprado por las promesas de cargos o bienes materiales;
necesitamos escuchar los consejos que Don Quijote daba a su escudero 400 años
atrás. Necesitamos de la sabiduría de hombres como Miguel de Cervantes. Y gente que lo escuche, por cierto.
Empezamos por un pensamiento de Ramiro de Maeztu
Al trasponer los umbrales del tercer milenio podemos afirmar que
el hombre, “el nacido de la tierra para emerger y sobrevolarla”, no alcanzó aún
su pleno desarrollo
Hoy tenemos motivos para la admiración y el orgullo pero también
razones para el estupor y el desasosiego.
Porque en verdad, si maravillosos fueron, en avances
científicos, en creaciones tecnológicas
estos últimos años, también fueron ciegas y segadoras las acciones del
hombre en favor de su destino superior y trascendente, el único que puede
brindarle paz y felicidad.
Tanto apretar botones, tanto avanzar en el espacio, tanto
reemplazar la ilusión por la visión, tanto barrer techos y limitaciones, este
final de siglo, de milenio, nos ha dejado a la intemperie.
El precio de este desamarrarse en aras de una libertad ilimitada
y en medio de tantos logros materiales, de tanta cosa cuantificable, es este
andar muy desorientados, insatisfechos, confundidos, angustiados, depresivos y
solitarios.
Es decir el ser humano parece desconocer la trascendente
dimensión de su ser y confunde todo, aún a sí mismo con una cosa más que
también se puede tener, se ha dejado ganar por el hedonismo, el puro placer,
y la conducción de su conducta ha
quedado a la deriva.
Y esto nos remite a pensar en las diferencias entre el hombre y
el animal:
El hombre y el animal
Esta representación da cuenta de la
diferencia de dos destinos: animal y hombre.
Uno, el animal, nacido con apariencias de
madurez ya que pronto camina y se separa de la madre y puede prescindir de la
ejemplaridad y guía paterna, a poco de
desarrollarse, tan rápidamente, queda estancado; el HOMBRE EN CAMBIO más lento
en su desarrollo tiene posibilidades de crecimiento sin fin.
Desde el momento de la gestación, desde
el encuentro del óvulo con el espermatozoide
se inicia el proceso y todo influirá en que el destino de una persona
sea feliz o no.
Las etapas del desarrollo
humano
Como sucede con las
estaciones cada etapa de la vida humana tiene un significado y abre las
posibilidades de desarrollar las potencias humanas.
NIÑEZ
Cuando los seres humanos llegamos al mundo, es tan absoluta nuestra
invalidez que si no contamos con un adulto, generalmente la madre, que nos
proteja, cuide, alimente y estimule vitalmente no se dará nuestro adecuado desarrollo.
Para que esto sea posible es necesario que la madre -o quien la
sustituya- tenga su cuerpo y psiquis debidamente maduros ya que recién
entonces está en condiciones de darse a la noble, difícil tarea de criar al hijo. Es entonces cuando da el amparo
necesario. La madre amorosa abraza al bebé, lo acerca a su calidez, le transmite amor a la vida,
alegría de vivir; en cambio la mujer que no lo deseaba lo trata mal, se irrita
con sus llantos, lo sostiene con incomodidad, no sabe darle abrigo, no tiene
voluntad de acariciarlo, le mezquina su compañía, le cuesta vincularse con él,
sonreírle y ese divorcio, muy difícil de superar, marcará la vida futura del
individuo, su manera de estar en el mundo y cada una de las respuestas que le
dé a los desafíos de su destino.
Es importante saber que en la génesis de muchas deficiencias humanas,
en las desconfianzas y celos, en la dependencia de otros a quienes se achaca la
propia infelicidad porque no se asume la debida autonomía, está el haber nacido
como un accidente, no ser el fruto de
una relación fecunda y aceptada.
Importantes estudios
científicos, posibles en estos tiempos de sofisticada aparatología, revelan las
marcas que imprimen en el feto las vivencias maternas, sus deseos, sus
angustias y hasta su amor o desprecio por la vida.
Sobre la etapa de la niñez
insistimos en la idea de que ”Educar
también es frustrar”.
Para Hannah Arent el niño necesita una guía
firme y referencias asertivas, ésta es la única manera de garantizar la
continuidad de una civilización constituida, la incorporación de los que llegan
a ella, y la formación de su carácter en el esfuerzo, la superación de
obstáculos, crisis y degustación consciente de sus logros.
El atributo humano, lo que nos distingue, es la conciencia, de uno
mismo, del propio proceso de desarrollo, que es tanto más y mejor cuando la
familia y la escuela muestran, como mayores autorizados, el abanico
amplísimo de la diversidad, la complementariedad de lo diferente, la asociación
entre las partes aparentemente
fragmentadas.
Si los padres desatienden sus funciones, los maestros recibirán chicos
desmadrados que los despeñarán por la pendiente del desaliento y la depresión.
La adolescencia depende en
gran parte de la fascinante arquitectura
cerebral
Sabemos que la
adolescencia es una etapa de crecimiento, Pero es tan fuerte el cambio o los
cambios que produce la eclosión hormonal que los chicos sufren una gran
sacudida. Recuerdo una frase de un psicólogo cuyo nombre no recuerdo que decía
que de vivir a pleno y profundamente la
adolescencia depende el gran salto que se puede dar al futuro depende el hace
pie en el tiempo de la juventud y adultez
Quizás una de las tareas más difíciles para
quienes educan, padres y docentes y mensajes de la autoridad, sea el de que en
esta edad se inicia de manera consciente la construcción del destino, es decir
el sujeto se empieza a hacer cargo de lo que puede o no hacer para que su
futuro sea mejor. El “de vos depende”, emanado de los mayores debiera regir la
conducta del adolescente. Pero ¿sucede así?
Etapa de concentración en uno mismo, de
búsqueda interior, de preguntas y al mismo tiempo de adaptación al
extramuros ya que es también alejamiento
y separación de los padres, es decir una etapa que necesita buscarse física y
espiritualmente se da hoy como una etapa de vértigo, ensordecimiento y
conflictos extremos. Aturdimiento y placer propiciados por los mismos padres.
“pasala bien hijo, divertite, estás en la edad”.
Pero los padres debieran saber que:
Hasta hace unas décadas se
creía que en la niñez se definía la configuración cerebral, pero no es así. El
cerebro sigue construyéndose durante la adolescencia (en realidad durante toda
la vida), pero es en esta edad cuando el cerebro triuno, descubierto
recientemente, intenta armonizar el trabajo de los tres cerebros con que
contamos los humanos hoy (ontogénesis), después del proceso evolutivo de la
especie a través de millones de años (filogénesis).
Sobre la juventud
“Los jóvenes no llegan a la adultez porque no existe el futuro” dice el
psicólogo Héctor Basile, y según los estudios realizados por la psicóloga
social Clarisa Voloschin, “Los chicos quieren ir a vivir solos pero con la condición de poseer el mismo
nivel de confort que tenían en la casa de sus padres”.
Hoy la sociedad de consumo ha
puesto en un pedestal la apariencia de una eterna juventud, y muchos que no encuentran en sus propias
fortalezas internas u objetivos vitales un
elemento ordenador suelen caer en la trampa de querer conquistar,
aunque hayan pasado la frontera de los cincuenta años, una apariencia joven y
todos los aportes que venidos del exterior los presenten bien a los demás.
El vacío de sentido, la abulia,
suelen acompañar la frustración de estos empeños, lo que lleva a lamentables
patologías.
El psicólogo español Aquilino
Polaina Lorente- que analiza el llamado “Síndrome de Peter Pan” - observa el problema poniendo la mirada en la educación sin
responsabilidades que reciben actualmente los chicos, y fundamentalmente en
el exceso de mimos con que los padres compensan
el abandono en que dejan a sus hijos para cumplir con sus obligaciones
laborales.
Y vamos llegando a la etapa de la madurez pero…
Sobre la madurez: ¿Cuáles
son las características del ser maduro?
La madurez emocional
La madurez emocional llega
cuando, después de haber pasado el torbellino de la adolescencia y sus
búsquedas y las confusiones que crean
tantas hormonas derramadas en el flujo de la sangre, nos estabilizamos,
nos centramos en nuestro valor como personas y encontrados con el talento, las
capacidades que nos hacen únicos, nos entregamos al ejercicio de un trabajo,
una profesión o actividad, es decir nos incorporamos al mundo laboral y
profesional, tan competitivo y difícil de hoy.
Ser maduro significa haber logrado la seguridad que da la autoestima,
estar satisfecho con lo logrado y estar dispuesto, con seguridad en sí
mismo, a enfrentar las nuevas
luchas a que la vida enfrenta.
Significa además tener sentido de autocrítica. Haber aprendido a
detenerse para pensarse, reflexionar sobre las respuestas que nos damos y
corregir los errores, las malas actitudes.
Freud- ¿ ya lo hemos nombrado y saben de él, verdad?- define la etapa de
la madurez como la que manifiesta capacidad de amar y trabajar.
(Tendremos en cuenta esta idea cuando hablemos de “madurez para el amor”,
Capítulo 2).
El
diccionario nos dice que “madurez” significa haber adquirido: responsabilidad
activa, espíritu crítico, percepción de la realidad, defensa de los derechos
respetando el de los otros, es decir
atendiendo a los demás y también tener un proyecto de vida.
Es
decir: cuando uno se hace cargo de las consecuencias de sus actos, cuando ha
aprendido a juzgar por sí mismo/a y actúa de acuerdo a su profunda convicción
después de pensar, elaborar los mensajes de los otros, cuando su vida se
asienta y responde a lo que realmente sucede, cuando se cuida y cuida a
quienes dice amar, y también cuando dirige su vida hacia un
proyecto que le da una dirección, puede
decir, ¡recién entonces!, que ha alcanzado la madurez.
El ser
maduro afronta con responsabilidad sus compromisos, se ha ejercitado en el
esfuerzo y la disciplina, marcha con dignidad por la vida, se casa o forma
pareja y asume su paternidad o su maternidad, con un cúmulo de experiencias y
conocimientos que le permiten elegir compañero o compañera, una profesión, un
trabajo, y hacerlo de la mejor manera y a su particular manera.
En la madurez ha llegado el momento de
poner la fuerza de la energía en la
continuidad de su vida, esto es en la procreación.
¿Cómo reconocemos a una persona madura?
Cuando ha alcanzado:
·
Seguridad
emocional.
·
Capacidad
y disposición para aprender habilidades, destrezas, tareas.
·
Poder
de autocrítica.
·
Apertura
al conocimiento.
·
Auto
percepción como un todo, cuerpo y espíritu, es decir como una totalidad.
LA VIDA SE HA EXTENDIDO
“Súbitamente, la especie humana dispone ahora de 40 años adicionales
después de haber cumplido las tareas reproductoras. El futuro ha dejado de ser
monopolio de la juventud, por primera vez en la historia de la evolución y los
seres humanos tenemos futuro aquí y ahora, lo que significa que podemos mejorar
ese futuro porque las ciencias están dedicadas a esa tarea.”
Algunos estudiosos llaman etapa de “mantenimiento” a los años
que se han sumado a la existencia, que son más cuanto más desarrollado sea el
país, lo que permite a cada ciudadano cuidar más su salud física y psíquica.
Ahora, más que nunca, se pone
énfasis en la calidad de la existencia. Además, la profundización del
conocimiento, permite poner a disposición de la gente más INFORMACIÓN, más medicamentos,
y otros medios lo que sumado a un actuar más consciente, permitirá que se viva
más tiempo y mejor.
Pero, ¿Qué es vivir mejor?
Existe una confusión alrededor del tema, ¿verdad? .¿Es pasar
lo mejor posible cada momentos, es gozar de la vida, como suele aconsejarse,
tomarse los mejores vinos y asistir a fiestas, etc. etc?
Parece -y así lo denuncia Vargas Llosa- que la cuestión es disfrutar
la mayor dosis posible de circo para entretenerse, ( y así lo consideran los
que gobiernan): hacerlo pasar el rato,
como si esa evasión condujera a algún estado de felicidad posible.
El fenómeno,
que según este autor es mundial, se agudiza en países como el nuestro, lo que
nos va transformando en una masa de individuos entretenidos, adormilados,
pasivos e imposibilitados de reaccionar aunque más no sea apagando el televisor
cuando solamente nos hace pasar, matar, perder el tiempo. Al apagarlo
contribuiríamos a disminuir el ranking de ciertos programas que llegan al colmo de la audacia y
espectacularidad transgresoras.
¡Dichoso aquel
que al final de su vida
puede trazar
el principio y el fin
de un círculo perfecto”.
JUAN COLETTI
Lo relacionamos con el
círculo de la vida y sus etapas (Volver a verlo)
Sobre la vejez: “Viejos, dignos y sabios”
No nos gusta llegar a viejos, sin embargo es la condición necesaria y una bendición llegar sobre todo cuando
se llega a una vejez plena.
Sin
embargo, ¿todos los ancianos son plenos, satisfechos, autónomos como sería lo
deseable? Sabemos que no, nos duele el dolor de demasiados que llegan a la
vejez necesitados de afecto. Los que quedaron sin satisfacer su vida, sus
necesidades emocionales, los que se apoyan en otro.
Una
vejez plena no es tarea para
improvisados. Se va construyendo en
cada etapa de la vida, desde sus inicios hasta dirigir las acciones con cordura
y auténtico sentido del valor de la vida , de la autonomía y la
responsabilidad.
La vejez es el tiempo de cosecha: de
tal vida, tales resultados, de tales acciones, semejantes consecuencias.
Un largo aprendizaje suele signar la vida de algunos hombres, un aprender
siempre aprender y auscultarse, visitar las propias sombras, meditar
cuestionarse y mejorarse hasta el último día por lo podemos afirmar que
aprender y superarse es tarea que termina solo con la muerte.
Podemos decir que todo este proceso de desarrollo humano supone
la base esencial , el eje del encuentro con uno mismo, para la
Autoafirmación del ser
Para
desarrollarse SE NECESITA INTELIGENCIA. ¿QUÉ ES?
Es inteligente
quien sabe dar respuestas asertivas a las situaciones, cuestiones,
interrogantes, opciones que enfrenta en
el diario fluir de la vida proyectadas al porvenir. la persona inteligente asciende a niveles superiores desde los cuales amplía
su mirada, abunda en su comprensión del mundo, pone su luz no sólo en el
presente sino la proyecta al futuro prestando atención a la natural
concatenación de acciones y resultados.
Da pasos hacia
adelante, crece y hace crecer.
Ser inteligente,
hoy, supone que, utilizando los conocimientos que nos transmite el saber
científico y desde una visión más alta, se puede llegar a comprender la
armoniosa trama de las estructuras que nos contienen hasta llegar a lo cósmico.
La persona que
llega a un alto grado de inteligencia- lo menos que podemos pedir a las
autoridades- aprende a interrogar e
interrogarse, escucha con atención, busca la verdad y la luz, y en un mundo de
interrelaciones donde todo está conectado, aporta a la armonía, a la concordia,
a la paz.
Según Julia
Palmieri “la inteligencia emocional, es una cualidad compleja que abarca la
conciencia de uno mismo, la comprensión del mundo, la voluntad de cambio, la
destreza social”.
LO QUE NO SE LLEGA A
SER
Con el término acidia se designaba el pecado humano
de "no hacer con y por la propia vida todo cuanto se puede realizar".
Significa la imposibilidad de cumplir con la invitación de Píndaro, que ya en
el siglo V a C. incitaba: "Llega a ser lo que eres".
Acidia es
desaprovechar las naturales condiciones, capacidades y talentos con que cada
individuo viene dotado y en cuyo desarrollo encontraría motivación para un
crecer permanente, un surtidor de alegría que lo podrá acompañar en el tránsito
por su vida.
Lo lamentable es
que la mayoría de los seres humanos –según estudios científicos de autores como
Fromm, Erikson, Rogers, Allport y tantos más– padece este mal poco conocido,
escasamente nombrado pero muy destructivo ya que potencias y posibilidades
individuales, por distintos motivos, se apagan, se van anulando y dejan a los
individuos en el cruce del camino de su autorrealización.
Los talentos,
inclinaciones y aptitudes aparecen desde la más tierna niñez. Tanto es así que
se suele decir: esta nena o nene ha nacido para curar o para investigar, o será
maestra, o tiene facultades para dirigir, o le gusta dibujar, escribir,
estudiar o modelar. El campo del saber es infinito y cualquier observador, sea
padre, docente o persona interesada, puede darse cuenta de qué aspectos debe
estimular, cuidar, apoyar, guiar, para que a través de cada edad el individuo
pueda desarrollar sus condiciones innatas, llegando a ser él mismo, diferente,
apoyado en sí, lo que supone desarrollo de la autoestima, de su seguridad y
respeto personal, fundamentos de una vida digna.
Por cierto, la
tarea comienza en el hogar. Tal vez por desconocimiento, falta de atención o de
tiempo, porque se llega muy cansado, porque algún programa de televisión espera
y tantos otros motivos que cada adulto podrá esgrimir, la cualidad que
distingue o individualiza a sus hijos permanezca desatendida, termine por
empalidecer y quede latiendo, ahogada. Es por eso que encontramos adultos que
suelen lamentar no haber cultivado un oficio, una labor, el arte tal o cual,
tocar el violín, por ejemplo, o armar muebles (los etcéteras son infinitos),
porque nadie los ayudó a descubrir su potencialidad o, una vez descubierta, no
supieron o no pudieron cultivarla.
La posibilidad
del despertar y desarrollo de una vocación –que de eso se trata– suele estar a
veces en manos del azar: una maestra puede descubrir, alentar y hasta orientar
a un niño al que le gusta escribir, una visita a un museo puede tocar el alma
pintora de un niño, un periodista, que apuesta a decir la verdad a pesar de los
riesgos, puede llamar la atención de un espíritu nacido para divulgar ideas y
noticias, un pariente o un vecino puede, con el ejemplo de su vida o de su
actividad, llevar a decir: "Así quiero ser", "esto quiero hacer".
La lectura, además de dinamizar de
manera increíble el cerebro –mientras los rasgos de la oralidad se pierden en
el espacio y el tiempo–, nos conecta intergeneracionalmente, permitiéndonos
legar la cultura que va quedando impresa en el gran cerebro del mundo, la mente
colectiva del hombre genérico, lo que explicaría –siguiendo a Sheldrake– por
qué cada generación viene con facilidades que son el resultado de cada aporte y
la suma de todo el quehacer humano. Esto permite que la especie evolucione
hacia niveles superiores.
EL PODER DE LA EDUCACIÓN
Pero lo cierto es que en su fuero íntimo cada
conductor del aprendizaje sabe que en las aulas- el ámbito real donde se
produce el encuentro con los alumnos y donde se cuece el aprendizaje- están haciendo falta otros condimentos de los
que poco se haba y que son esenciales: su
propia vocación y amor por lo que
hace, ( ahora es necesaria la pasión) y un profundo convencimiento en su poder transformador.
Sobre este último aspecto podemos preguntar: ¿
acaso tiene el docente convencimiento en su poder educador? ¿Alienta la sociedad, el gobierno,
los padres esa fuerza interna sin la cual es imposible convencer, convocar y
contener a los alumnos de hoy?
Hay supuestos equivocados que ponen
arena en los cimientos mismos del pesado edificio escolar.
Sin educadores convencidos, la Escuela no
puede cumplir su elevada, grande, magistral tarea.
LA PIRÁMIDE DE LAS
NECESIDADES HUMANAS
DE Abraham Maslow
Desde el
encuentro con uno mismo y reafirmándolo es bueno guiarse por lo que un gran
filósofo estadounidense nos ofrece, lo que se ha llamado: El triángulo de
Maslow”.
¿Evoluciona el
hombre? Mejora la especie? Va hacia una vida más plena el ser humano?
El proceso de la vida humana responde a la ontogénesis.
La filogénesis describe la evolución de
la especie EH)
La filogénesis nos avisa
que el órgano más complejo del universo se construyó sobre el cerebro
reptiliano, en la zona de la nuca, al que se sumaron el límbico, emocional, y
mucho después el neocórtex, en la zona frontal, de adquisición más reciente,
que es el pensante, consciente, abierto al futuro, capacitado para proyectar
responsablemente.
La ontogénesis nos hace
saber que en cada ser humano es también el paso del tiempo en que cada uno vive
el que provee a la maduración cerebral. Los cambios van acompañados por lo que
se conoce como mielinización cerebral.
BORGES
Y LA DIMENSIÓN DE LO HUMANO
LA HUMANIDAD SE HA DESARROLLADO EN EXTENSIÓN.
Borges, parafraseando a grandes filósofos, habla de las tres
dimensiones que los seres vivos ocupan en su despliegue vital. “Los vegetales-
dice- se proyectan en altitud, los animales, en extensión y los humanos en
profundidad”.
El hombre es un acaparador de tiempo, y su crecimiento y
proyección suponen un derramarse a la dimensión de lo interno para, desde esa
playa recóndita, personal y única, lanzarse hacia lo exterior, en el que se
encontrará con su verdadera dimensión: un hoy vivido en estrecha relación
con el pasado, que lo edifica, y el futuro, que lo proyecta.
Sólo vertebrado en su tiempo puede el hombre controlar sus
impulsos, actuar con racionalidad, someter su conducta al timón que impone
el rumbo hacia un objetivo existencial. Es decir vivir con dignidad.
En definitiva, ser hombre.
Desde su aparición sobre la
tierra, siguiendo las líneas que le
impone el progreso, y retroalimentado por la tradición, el hombre avanza conquistando espacios.
La humanidad se ha
desarrollado en extensión.
Ya desde los albores -la
historia lo certifica- pareció ser preocupación y esencia vital la exploración
y conquista de territorios, la acumulación de propiedades, la suma de riquezas
materiales.
Desde siempre hasta nuestros días.
Botines, ganancias y despojos han signado suertes y destinos,
valorizando o desvalorizando una especie confundida.
De esa manera ha transformado
sus escenarios vitales, en muestrarios de posesiones
El hombre se vuelve poco a
poco sobre sí, empieza a mirarse y a admirarse, como manifestación de una
dimensión superior, como un destino que trasciende la pura animalidad- cuya
dimensión es la extensión- para asomarse
al campo de lo emocional , espiritual.
La valoración y exploración
del universo cerebral, de lo mucho que aún
queda por explorar en esa
geografía de neuronas cargadas de
potencias, ya se ha iniciado.
Pero en tanto existen grupos humanos y poblaciones que marchan en la
delantera del mundo, la gran mayoría de la humanidad se masifica y hoy, se degrada
por el afán desmedido de tener en detrimento de su actuar ético.
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